En 1991, KRS-One y Zizwe Mtafuta-Ukweli, en Estados Unidos, dieron forma a un ambicioso proyecto de regeneración social llamado HEAL (Human Education Against Lies), con el cual se pretendía combatir a lo que ellos llamaban Síndrome de Deficiencia del Sentido Común.
Por Jorge A. Amaral
Para dicho proyecto, el rapero neoyorkino convocó a algunos de los cantantes de este género más comprometidos con las luchas sociales y con ellos salió a la luz un excelente disco titulado HEAL, civilization vs technology. Además, KRS-One escribió un folleto de quince páginas que se repartió en sus conciertos. El disco es excelente ya que, además de las letras de alto contenido social, cuenta con la participación de gente como Big Daddy Kane, LL Cool J, Queen Latifa, Jam Master Jay, Ziggy Marley y el mismo KRS-One. Pero lo que a mí me llama la atención es el folleto, disponible en www.graffiti.org/ups/heal.
La idea de HEAL era el cambio de conciencia, sobre todo entre los jóvenes, ya que, según sus impulsores, la raíz de todo el problema está en el sistema educativo, en el sistema político y en el modelo económico de occidente, y es que este proyecto estaba pensado para luchar contra las mentiras a través de la literatura y la música como principales herramientas, esto con el fin de llegar a un sector social ya demasiado inmerso en las mentiras e ilusiones de la posmodernidad, y para ello, el punto de partida es el precepto que dice: “Antes de ser una raza, una religión o una ocupación, eres un ser humano”.
En el primer apartado, que trata sobre las modificaciones que es necesario hacer al sistema educativo, dice que desde temprana edad se nos enseña que debemos tener una respuesta para todo, pero no es una respuesta pensada porque, desde que entramos a la escuela, los profesores nos inyectan datos y fórmulas, después hacen preguntas sólo para corroborar si memorizamos las verdades que ellos nos recitaron, pero nunca nos enseñaron a cuestionar y criticar la realidad.
Esto conduce a pensar que un sistema educativo basado en la memorización genera personas que no cuestionan, no critican nada, sólo viven como pequeñas piezas de un gran engranaje que no se detiene ya que, aunque haya quien pueda decirnos que en la escuela podemos preguntar, eso es falso puesto que en los salones de clases, los estudiantes sólo preguntan sobre lo que recuerdan que pueden preguntar, sin ir más allá. Como ejemplo de lo anterior basta ver a cualquier estudiante de secundaria o bachillerato haciendo un trabajo: no saben leer, no saben interrogar a sus libros, a sus maestros, y eso, lamentablemente, es algo que se lleva de por vida, pues hay profesionistas a quienes uno pregunta sobre algo relacionado con su trabajo y se limitan a encogerse de hombros y murmurar: “Así me lo dijeron”.
Para KRS-One todo esto se debe a que mediante una educación basada en las mentiras, una religión de esclavos y un sistema político que trata a las personas como mercancía, el ser humano se ha perdido en una suerte de animalidad que lo mantiene pasivo mientras sus derechos son violados, mientras la memoria histórica es borrada con datos falsos o seleccionados a modo de quien imparte la educación, en este caso el Estado. El problema, sostiene, es que estamos tan habituados a este estado de cosas, que muy difícilmente nos moveremos hacia la liberación; estamos tan acostumbrados a las mentiras que en cuanto alguien grita la verdad, de inmediato es acallado por el sistema y linchado por una sociedad que siente en peligro sus estructuras de confort; por eso al gobierno no le conviene que se insista en que estamos cada vez más jodidos como sociedad.
Todo esto viene a derivar en la falta de congruencia, desde la más básica como ser humanos y comportarnos de forma inhumana con otras personas, hasta esas grandes diferencias entre el discurso y los hechos, o entre un discurso bien elaborado y nuestra verdadera forma de pensar, lo cual nos aleja de inmediato de la realidad para sumergirnos en la burbuja del autoengaño en la que pensamos que hacemos lo correcto aunque no siempre sea así.
Hoy más que nunca considero que este documento debe ser difundido pues sería tonto pensar que sólo tiene vigencia en Estados Unidos; no, su importancia es a nivel global pues no critica los falsos valores norteamericanos (si es que algo así existe), sino que critica los preceptos erróneos de las sociedades contemporáneas, basados en el poder económico y político, en el dominio sobre el otro, en siempre conseguir más con el menor sacrificio y en producir más con la menor inversión.
Valdría la pena difundirlo porque actualmente, con la plataforma digital a que tenemos acceso, muchas veces estamos expuestos a información irresponsable, falsa o intrascendente cuyos autores propagan nada más porque tienen un espacio, un blog o un suplemento, sin considerar que posiblemente estén formando opiniones torcidas con posturas que a veces rayan en lo idiota.
Educar contra las mentiras es el fin de HEAL, como lo es educar contra la vanidad, la arrogancia, la discriminación, la incongruencia, la desinformación, la violencia y todo eso que sume a la humanidad en la bestialidad disfrazada de civilización. Es por eso que vale la pena difundirlo entre los más jóvenes, que son los más expuestos a la democratización de la ignorancia.