Sigue la avalancha de estrenos con miras al Oscar, en esta ocasión tocó el turno a El abrazo de la serpiente (2015), coproducción sudamericana que dirige el colombiano Ciro Guerra.
La cinta, tercera en la cuenta personal del cesarense, ha tenido un largo recorrido por el circuito de festivales: Cannes (donde ganó el Art Cinema Award a mejor película de la Quinzaine des Réalisateurs), Sundance y San Sebastián formaron parte de su itinerario. La nominación a los premios de la Academia en la categoría de mejor película en lengua no inglesa, a pesar de sus escasas posibilidades de alzarse con la estatuilla, es suficiente para poner bajo los reflectores el trabajo de un cineasta que desde hace tiempo busca ampliar sus horizontes.
La película está basada en los diarios del etnólogo y explorador alemán Theodor Kroch-Grünberg, así como del biólogo estadounidense Richard Evans Schultes, quienes documentaron con más de tres décadas de diferencia sus viajes por la densa selva amazónica colombiana. Ambos son considerados pioneros en el estudio de las culturas originarias de la cuenca del Amazonas, así como ampliamente reconocidos por sus minuciosos registros botánicos y antropológicos, que aún hoy son referencia para los especialistas de esos temas.
Situada en una primera instancia a principios del siglo XX. Kroch-Grünberg implora el auxilio de Karamakate, un indígena que cuenta con un amplio conocimiento de las propiedades curativas de la yakruna, una planta sagrada con la que el científico alemán busca recuperarse de una mortal enfermedad. Décadas después, el propio Karamatake, ahora un anciano chamán y único sobreviviente de su pueblo, tiene un encuentro en lo profundo de la selva con Schultes, quien busca documentar el uso ritual, así como las propiedades de la yakruna que muchos años antes esbozara el propio Kroch-Grünberg en una de sus publicaciones.
La obra está presentada en riguroso blanco y negro y fue rodada en un formato que permite el lucimiento de su vistosa fotografía de exteriores. Cuenta de manera paralela y alternando episodios los relatos de ambos exploradores, en tanto que el tozudo chamán indígena sirve en distintas épocas como elemento conductor de la historia, la cual por momentos remite a las obsesiones selváticas de Werner Herzog en Aguirre la ira de Dios (Aguirre, dern zorn gottes, 1972), y hasta con toques de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. A lo anterior debemos agregar el acierto de estar hablada casi en su totalidad en lenguas originarias.
Si bien puede acusar algunas debilidades técnicas como la inclusión desfasada de algunas escenas con animales o la pobre calidad de los efectos digitales, también en otro nivel podemos mencionar que sufre un poco a la hora de exponer su filiación mística. Aunque ninguno de esos aspectos sea suficiente para demeritar la solidez de su guión ni su elaborada estructura narrativa. Mientras que el gran trabajo de fotografía monocromática tiene una base formal: las imágenes tomadas por los propios exploradores en la selva amazónica, muy a tono con las referencias bibliográficas del filme.
Aunque podría resultar difícil para una audiencia escasamente dispuesta, El abrazo de la serpiente es una oportunidad de acercarse de manera distinta a la filmografía latinoamericana, la cual por momentos tiende a presentar un exceso de relatos urbanos. Por otra parte, funciona como una buena película histórica y hace un interesante recuento de las consecuencias del colonialismo, así como de la importancia de preservar no solo la biodiversidad sino también las culturas que sobreviven al interior de los últimos reductos selváticos del planeta.