A Gina Cobos
La edición número 59 del Ariel, otorgado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, celebrado la noche de este martes 11 de julio en el Palacio de Bellas Artes, fue mediocre. Es ridículo esto de que varias películas empataran no en una sino en tres categorías: En Mejor Actor fueron premiados tanto José Carlos Ruiz (Almacenados) como Adrián Ladrón (La 4ª compañía); en Película Iberoamericana recibieron el Ariel el filme argentino El ciudadano ilustre, de Mariano Cohn y Gastón Duprat, y la brasileña Una segunda madre, de Anna Muylaert. Finalmente, en Mejor Sonido le otorgaron —una vez más— estatuillas a La 4ª Compañía y también al documental Tempestad, de Tatiana Huezo.
Por si fuera poco, es de llamar la atención que la película que obtuvo más preseas haya sido una que ni siquiera se ha estrenado. Hernán Mendoza, quien ganó como Mejor actor de cuadro por La 4ª compañía dijo al recibir el Ariel que no ha visto la película donde actúa pero «supone que salió bien”. Lo mismo advirtió Carla Tinoco al recoger la estatuilla por Mejor maquillaje: “Tampoco he visto la película”. O sea que prácticamente nadie la ha visto pero ya ganó, salvo los miembros de la Academia —quiero pensar— y algunos especialistas en la materia, así como otros más que la pescaron en la edición número 32 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara en la sección Largometraje Iberoamericano de Ficción, y en unas cuantas funciones —de trámite— que hubo previas al Ariel.
Ambas aspectos, tanto los empates como los demasiados premios a una película que no se ha visto (pues ganó diez de las veinte categorías a las que estaba nominado y no ganó documental porque es ficción) generan muchas dudas. Luego, sumado a que la productora de esta película es Mónica Lozano, tesorera de la misma Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), hace pensar que hubo dos premios: los que debían ser y los que se dan p’a los cuates de la Academia.
Y aquí surgen algunas preguntas que valdría la pena que la AMACC contestara: ¿existe una regulación para los conflictos de interés?, ¿existe un Órgano Interno de Control? ¿Por qué no existe alguien que regule la situación en la Academia? No es posible que puedas ser juez y parte. Hay que recordar que en el IMCINE castigaron a Marina Stavenhagen, la ex directora de este instituto, por dar proyectos a su esposo Gerardo Tort, y ahora ella, por cierto, es vocal de la misma Academia.
En el Instituto Mexicano de Cinematografía o el Centro de Capacitación Cinematográfica, por ejemplo, existe un Órgano Interno de Control. Que se generen este tipo de dudas de conflictos de interés, repito, más que beneficiar al cine mexicano, lo perjudica, ya que se convierte en una ceremonia donde se premia a modo. La actriz Isela Vega, quien recibió el Ariel de Oro, por ejemplo, afirma que en los gobiernos mexicanos hay monarquía. Se le olvida —en su perorata— que también los hay en el cine mexicano, ¡glup!
De ahí que podríamos esperar para el próximo año, en el Ariel 60, mucho de Everardo González, ahora que los documentales pueden ganar Mejor película —anunciado por él mismo en la conferencia de prensa sucedida en Cineteca Nacional el 3 de mayo— no sólo porque su documental ha tenido mucha aceptación en la crítica cinematográfica, sino porque él es secretario de la AMACC. Cineastas mexicanos por el bien del cine nacional, entiendan que no pueden ser juez y parte.
Algunos apuntes en caliente de la ceremonia del Ariel 2017
Realicé la cobertura del Ariel 59 desde un Sanborns, frente al Palacio de Bellas Artes, tras no poder entrar al recinto porque no me acredité en tiempo y forma (tache). Y bueno, uno insiste y se disculpa (palomita), pero no hubo argumento alguno que hiciera cambiar de parecer a la encargada de prensa, Gina Cobos: “¡Bellas Artes está saturado!” me dijo (doble palomita). Tal parece que llevar en activo como periodista de cine y cultura quince años no sirve de nada(doble tache), pondera más bien la burocracia y la falta de criterio (triple palomita). Espero, sin embargo, el próximo año corregir el camino y ser el número uno en el registro de prensa para el Ariel, para así dejar ser el estudiante rebelde y anárquico frente a la prefecta de la secu. ¡Yo lo puedo lograr! ¡Gracias Gina por tus lecciones de vida! Espero recibir un diez en esta mi tarea del Ariel 59 que aquí va:
- Los tamborileos de Mario García, tipo Birdman de Iñárritu, que era la música de fondo de la premiación se fueron diluyendo con el paso de la noche, como que se fue cansando. Sin duda fue mucho mejor que las horribles y bobas pausas teatro-musicales, estilo benshi-japonés del año pasado.
- Me parece que Almacenados y Maquinaria Panamericana merecían más premios por ser cine prángana, pues es mexicano.
- Los discursos demasiado largos como el del actor Adrián Ladrón, de La 4ª Compañía, deberían de tener cierto control, —así como lo tienen con la prensa para entrar a Bellas Artes.
- Paco de la Fuente, de la película El Alien y yo, ganó como Revelación masculina, me lo encontré afuera del palacio, después de la premiación y lo felicité.
- El ciudadano ilustre es una gran película argentina, y que haya quedado empate y que nadie haya pasado a recibir el Ariel, lo hace todavía más irónico porque la película se burla de los premios Nobel.
- Por otro lado, ya saben qué pienso de Maquinaria Panamericana, de Joaquín del Paso, que ganó Mejor guión original, y también de Almacenados que lo reconocieron a Mejor guión adaptado. David Desola, de este último filme, expresó irónico al recibir el Ariel: “¡menos mal que La 4ª Compañía no tiene guión adaptado”. También me lo encontré después la premiación y me tomé unas fotos con él y su Ariel.
- El corto Aurelia y Pedro, ganador a Mejor corto documental es un joyita de los tapatíos Omar Robles y José Permar.
Ahora pienso que si este premio tiene nombre de detergente podría haber otro premio que puede tener nombre de laxante o papel sanitario para lo peor del cine mexicano y que todos los reconocimientos queden empates y que ninguno se estrene.