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El Camino: un capítulo flojo de Breaking Bad

Hace ya varios años que terminó una de las series más aclamadas por la crítica y los simples espectadores: Breaking Bad. La historia de un profesor de química que se convierte en el narco más peligroso de Nuevo México causó una adicción tan atascada como las metanfetaminas que él mismo diseñaba al lado de su mejor alumno, el rubio Jesse Pinkman.

Ese par de personajes y su abogado Saul Goodman formaron un trío inolvidable. Tanto así, que tras el final de la serie se creó un spin-off llamado Better Call Saul, el cual narra cómo un joven que sueña con hacer justicia se va transformando en un simpático asesor de mafiosos. Ambas series están a cargo de Vince Gilligan, y aunque la original rompió todas las metas de audiencia, la precuela tiene un diseño tan bien cuidado que ya se puede considerar de culto y seguimos en espera de su última temporada.

Regresando a Breaking Bad, basta recordar que en el capítulo final, “Felina”, Walter White le tiende una trampa al grupo de neonazis encabezados por Todd y su tío Jack. En una secuencia inolvidable, una arma se acciona desde el auto estacionado afuera de la casa para acabar con la vida de quienes tenían a Pinkman en calidad de auténtico esclavo. El resto lo sabemos: Heisenberg morirá lentamente mientras que su pupilo escapa a bordo de un automóvil rumbo a un destino incierto. Los guionistas acabaron con el capo de capos, pero dejaban un final esperanzador para el hijo rebelde y bondadoso en lo más profundo de su corazón.

Parecía que con cinco temporadas de BB y la belleza de Better Call Saul era suficiente para quienes amaron este universo de gente buena haciéndose mala. Sin embargo, los tentáculos de la industria del streaming nunca están satisfechos. Si había una legión de fanáticos que jamás olvidarán a la serie, por qué no regalarles una película que no es necesario ver en el cine, sino en el amo Netflix.

Breaking Bad

El Camino se estrenó este viernes 11 de octubre y a quien esto escribe no pudo más que decepcionarlo. ¿Por qué etiquetarla como una película cuando sólo es un capítulo extra de Breaking Bad? Si alguien que jamás vio la serie mira esta producción a cargo del mismo Gilligan, encontrará una historia de acción como cientos que se producen cada año en Hollywood. No tiene ningún atributo por sí misma, es la historia de un joven escapando de la policía y tratando de conseguir dinero para largarse a un lugar muy lejano.

Y para quienes han sido fieles al relato de narcos al sur de Estados Unidos, este capítulo extra no aporta nada sorprendente. A través de flashbacks sabremos ciertos detalles que pueden salvarle el pellejo a Jesse, quien contará con el apoyo de sus viejos amigos dealers y drogadictos. A diferencia de la serie, aquí no hay pistas ingeniosas que le den otro giro a la trama, todo es predecible, con demasiadas vueltas al pasado. Sí, hay algo de esa tensión que nos emocionó en la serie, pero los creativos pudieron esforzarse más y ofrecernos algo diferente. La “película” termina por no serlo, es el final no contado tras “Felina” y hasta ahí.

Para no sonar tan amargado, podríamos agradecer este pequeño gesto por cerrar con un final extra una las series más completas en la historia de la televisión. Lo que realmente queremos, y pronto, es que nos regalen la temporada final de Better Call Saul, esa extraordinaria joya que de manera lenta y sutil ha enganchado a quienes amamos los detalles por encima de las armas, el fuego y las drogas.

 

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