El cliente (Forushande, 2015) fue la ganadora en la categoría de mejor película de habla no inglesa en la más reciente entrega de los premios de la Academia, este es el segundo Oscar para un trabajo del cineasta iraní Asghar Farhadi, recordemos que hace unos años su película Una separación (Jodaeiye Nader az Simin, 2011) hizo lo propio en la 84 entrega de las codiciadas estatuillas. Días antes de la celebración, Farhadi anunció que no acudiría a la ceremonia en respuesta a la entrada en vigor del condicionamiento, convertido en franca prohibición, del ingreso a Estados Unidos de personas provenientes de siete países predominantemente islámicos entre los que se encuentra Irán.
La más reciente entrega de Farhadi se estrenó en el Festival de Cannes, en donde se alzó con los reconocimientos a mejor guion (para el propio director) y mejor actor. En México formó parte de la 61 Muestra Internacional de Cine y se estrena en cartelera gracias a la distribuidora Nueva Era Films.
El relato se desarrolla en Teherán, en donde una joven pareja de actores teatrales debe abandonar su departamento debido a la mala ejecución de una obra, la cual provoca el resquebrajamiento de su edificio, haciéndolo inhabitable. Un amigo les ofrece un buen lugar a un precio accesible, pero pronto la pareja se entera de que antiguamente estuvo habitado por un una misteriosa inquilina, cuyo estilo de vida traerá insospechadas consecuencias para la vida del matrimonio.
Después del rodaje de El pasado (Le passé, 2013), su primera película fuera de Irán, Farhadi se enfrascó en otro proyecto europeo, pero el tiempo necesario para levantarlo le permitió volver a su país para madurar una idea que tenía entre manos: hacer un filme que transcurriera en el mundo del teatro, un medio de expresión muy importante para el cineasta iraní. El guion parte de unos personajes, en este caso la pareja protagonista, que están preparando una obra de teatro, específicamente Muerte de un viajante (existe una buena edición en español publicada por Tusquets), del dramaturgo estadounidense Arthur Miller.
La película se desarrolla a través de dos vertientes, por una parte funciona como crítica social: el papel de las mujeres en la sociedad iraní (el hecho de que la esposa no pueda denunciar una agresión por haber abierto accidentalmente la puerta a su atacante), la prostitución y la censura, dos temas controversiales en el país asiático, así como la magnitud de los cambios en el espacio físico en la capital, que pueden provocar el desplazamiento de las personas y un cambio en la forma en que interactúan. La otra vertiente ofrece una mirada interesante a la complejidad de las relaciones personales, particularmente al interior del núcleo familiar: de un lado se encuentra el anciano vendedor, aterrado ante la posibilidad de ser humillado frente a su familia, mientras que la joven pareja no logra superar de inmediato la dura prueba a la que se ve sometida, algo que deja ver algunos aspectos desconocidos de la personalidad de cada uno de ellos.
El séptimo largometraje de Asghar Farhadi lo muestra como un cineasta consolidado, capaz de ofrecer intensos y elaborados dramas a partir de elementos aparentemente cotidianos. No es una obra redonda, quizás alarga un poco su desenlace, pero no por ello pierde fuerza la premisa del cineasta iraní. Al margen de que ha sido una acertada elección de la Academia es una opción interesante para quienes gustan de la diversidad cinematográfica.