La producción
Este viernes se presentó el Tlalpujahua El eco del miedo, película mexicana de suspenso dirigida por Sam Reyes y con guión de Mario A. Peréz. La cinta se grabó en la ciudad de Guadalajara con elenco totalmente tapatío, con la intención de descentralizar los trabajos cinematográficos de la capital del país y mostrar que pueden lograrse producciones de calidad sin presupuestos millonarios o con actores famosos, esto en palabras de los responsables de la casa distribuidora Homo Sapiens.
Al final de la función parte del elenco ofreció una sesión de preguntas en donde el público se mostró muy interesado y complacido por el filme, entre los actores estuvieron Sara Nichols, Sol Pelayo y Carlos Hoeflich, quienes confesaron que fue un filme que marcó en gran parte sus carreras como actores, como es el caso de Nichols, quien está a punto de estrenar otra película de suspenso en diciembre de este año.
El filme muestra esos tintes del terror clásico mexicano, en donde la mayoría de las historias surgen de otras ligadas a lugares antiquísimos; en este caso, a una mansión construida en 1910 y que es considerada patrimonio cultural de la humanidad.
Pese a tratarse de una producción independiente, después de tres semanas en cartelera logró reunir el 85% de lo gastado, además está próxima a venderse para televisión y DVD. Los distribuidores recalcaron la importancia de la gestión cultural para crear proyectos de cine, así como el apoyo de la iniciativa privada para llevarlos a cabo, y alentaron a la gente interesada en hacer cine a arriesgarse y seguir viendo producciones mexicanas. (Alejandra Quintero)
La película
Risas nerviosas y uno que otro grito despavorido provocó la película El eco del miedo, dirigida por Samuel Reyes y proyectada como parte de Feratum, festival de terror que asecha al pueblo michoacano de Tlalpujahua. En medio de gran expectativa, un nutrido grupo de cinéfilos se dieron cita al teatro Obrero para disfrutar (apretando los dientes) del relato acontecido en una vieja casona donde, según un intrigoso jardinero, años atrás una mujer se quitó la vida.
Aunque el argumento es un poco gastado (American Horror History, El Horfanato y muchos etcéteras), la cinta cumple con el propósito de mantener al espectador al filo de la butaca y lo hace brincar con esas trampas compuestas por sombras misteriosas, objetos que se caen o teléfonos que suenan en el momento menos oportuno.
La que llega a vivir a esa mansión a punto del desastre es una joven bien parecida, quien hará algunas labores de adaptación mientras la alcanza su esposo. En esos días experimenta toda clase de sensaciones paranormales, lo que incluye a una muñeca de mirada diabólica, un perro que huele el miedo y esa clásica niña callada que provoca pánico.
Escéptica, la muchachona irá encontrando sus miedos más profundos al tiempo que la invade la curiosidad por hallar monedas de oro que supuestamente permanecen en algún lugar de esa mansión.
Sin que sea una joya, El eco del miedo logra su objetivo principal: tener intrigado al público y sobre todo lo deja contento con un final sorpresivo e inteligente. Por tratarse de una producción independiente y desafiar al centralismo pro-DF (está hecha en Guadalajara), su distribución en salas fue un tanto modesta y ahora prepara su salida a televisión y video.
Ideal para verse en estos días de Halloween. (Francisco Valenzuela)