El Festival de Cine de Sarajevo es un referente importante del pulso cinematográfico de Europa del Este, a partir de este año, como parte de la colaboración que tiene con el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), las películas ganadoras en su selección oficial serán exhibidas en el certamen michoacano y las que triunfen aquí podrán presentarse en la capital de Bosnia-Herzegovina.
Allá pudieron ver Carmín tropical mientras que a nosotros nos llegó El hijo de Saúl (Saul fia, 2015), que entre otros reconocimientos obtuvo el Gran Premio del Jurado en la pasada edición del Festival de Cannes.
Ambientada en los años de la Segunda Guerra Mundial, en el complejo Auschwitz-Birkenau en Polonia, encontramos a Saul un Sonderkommando (denominación que se les daba a quienes formaban parte del grupo de prisioneros que trabajaban en las cámaras de gas, así como en los hornos crematorios y que vivían apenas unos meses más que el resto de los cautivos). Ante los horrores diarios del campo de concentración, Saul busca alivio a su dolor moral en la recuperación del cadáver de un niño para darle una sepultura digna.
El director y coguionista húngaro László Nemes, coescribió el guion basándose en testimonios de los propios Sonderkommandos que revelan la vida y la muerte al interior de los campos de concentración. Además de la investigación histórica y las ganas de contar un relato, el cineasta tenía motivos muy personales para abordar el tema ya que miembros de su familia fueron asesinados en Auschwitz.
Entre los aspectos más interesantes de la ópera prima de Nemes está la forma en como estructura su narrativa a través de un solo personaje a quien seguimos cámara en mano en largas secuencias en movimiento, logrando que el espectador se sumerja en el filme. Para dar más fidelidad a la obra, el cineasta húngaro decidió prescindir de música y el uso de luz artificial estuvo muy restringido, además es notoria la manera en que se sugiere la violencia implícita en este lugar y tiempo tan específico de la historia, todo alrededor del protagonista luce desenfocado, distante, como si Saul estuviera tan habituado al horror que decide no verlo más.
El tema de la persecución y muerte de cientos de miles de personas durante la Segunda Guerra Mundial, visiones tremendistas, melodramáticas y previsibles nos llegan a cada tanto desde Hollywood. Pero la visión de Nemes tiene elementos distintivos, evita el optimismo y la supervivencia, en cambio buscar reflejar la realidad y la muerte en estos lugares de los que pocos salían con vida.
Sin embargo, El hijo de Saúl no se queda solo en el registro casi documental sino que establece un muy bien logrado arco dramático en esa búsqueda de redención moral de nuestro personaje a partir de tomar el cuerpo del hijo de alguien como si fuera el suyo propio. Después de todo un solo hombre no puede cambiar el destino de una guerra pero puede hacer su parte, dar un paso en la dirección correcta.