Revés Online

El interior del alebrije

Alebrije de palabras es una antología que reúne microrrelatos de 107 autores mexicanos reunidos por José Manuel Ortiz Soto y Fernando Sánchez Clelo. Muerte, paisajismos y el hartazgo son algunos temas de este libro prologado por Lauro Zavala.

POLAR_BEAR_WITH_FISH_L_b_07

Por Adán Echeverría

La minificción es la clave del futuro de la lectura, pues en cada minitexto se están creando, tal vez, las estrategias de lectura que nos esperan a la vuelta del milenio.

 -Lauro Zavala

«Pedro Linares soñó un lugar extraño parecido a un bosque. Donde las rocas, las nubes y los animales se convirtieron en algo extraño, en animales desconocidos: un burro con alas de mariposa, un gallo con cuernos de toro, un león con cabeza de águila, todos gritando: «Alebrijes». Pedro dio vida a su visión (mediante la creación de figurillas de papel maché), y con ello nació el arte de fabricar alebrijes.» La invención de los alebrijes, por Linares, ocurrió en 1936, creando un animal para una mitología moderna, con su mucho de fantasma, de ave fénix, de hipogrifo, de sirena, de dragón, de serpiente emplumada, de demonio, de ángel, de villano, de hada.

De una mitología moderna y mexicana, un animal propio, tan nuestro como la diversidad de nuestros pueblos originarios que brindan cultura a nuestro país. Alebrije, palabra musical, sueño compartido con nuestras regiones del asombro, la muerte y los demonios. Todos nuestros miedos, de los que no dejamos de burlarnos. Alebrije, fantasma naciente de nuestras pesadillas y de nuestras más grandes fantasías. La conjunción del bien y el mal, de las religiones propias de nuestros pueblos, y del occidentalismo catolizante y cristianizador que tanto nos permea.

Qué mejor nombre para una antología que agrupe a 107 autores mexicanos de literatura breve. El símbolo, lo representado, ese Alebrije de palabras, ese monstruo, esa literatura que todos los que escribimos vamos formando. Sí, formando el Alebrije, tal como lo indica su creador, un poco de éste, un poco de aquel, y vamos hacia la búsqueda de una tradición literaria en esta modernidad tan rápida en la que hoy vivimos.

Tal como señala Lauro Zavala: «La minificción es lo que distingue a los cibertextos. Si los cibertextos son la escritura del futuro, entonces la minificción es el género más característico del próximo milenio.» Y tal parece que esta antología viene a demotrárnoslo: lo moderno que enmarca sus temas y sus propuestas.

El Alebrije, un animal mitológico moderno, para la escritura del futuro, esa brevedad, esa búsqueda de la brevedad. Esos autores mexicanos en busca de esa brevedad que dan fotma al alebrije que hoy tenemos la posibilidad de tener ante nuestros ojos. Eso viene a ser, en pocas palabras,  esta antología denominada Alebrije de palabras: escritores mexicanos en breve, hermosamente compilada por Fernando Sánchez Clelo y José Manuel Ortiz Soto.

Sabemos que la minificción es la narrativa que cabe en el espacio de una página. A partir de esta sencilla definición encontramos numerosas variantes, diversos nombres y múltiples razones para que sea tan breve; esa brevedad que invita a la economía de palabras. Donde cada palabra, cada significado de las mismas, tienes que ser preciso, valorado al máximo, y no puede ser cambiado por otro. Pero escribir de manera breve no puede ser todo. Lo característico del cuento ultracorto es su fuerza de alusión. El que deba ser irónico y que pueda establecer diversas formas de complicidad con el lector. Esas diversas lecturas que hacen que el texto cumpla su función, que hacen que el texto explote en la significación. Esa unión, clara, entre autor y lector, lector y obra: donde el autor tan sólo ha sido el puente.

Lauro Zavala señala que el estudio sistemático de la minificción es muy reciente, pues se remonta a los últimos diez años, su existencia en la literatura hispanoamericana se inicia en las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo Rony Vásquez Guevara apunta que los orígenes de la minificción se encontrarían en algunos minicuentos sumerios que datan del año 3.330 antes de Cristo. Ahí donde ha nacido la intención de comunicar, y comunicarlo de manera precisa, hasta divertida, irónica, y por demás alusiva e inteligente.

Hablamos entonces de una bestia mitológica moderna, hablo del minicuento ya no del alebrije; de esa minificción que no deja coma ni punto para el despilfarre. Que todo sea dicho, que nada quede en el aire sin ser entendido. Y esa particular forma de contárnoslo todo, leérnoslo todo, comunicárnoslo todo, se presiente el mundo moderno, el mundo del hoy, en el que -más allá de la intertextualidad o el homenaje, el guiño literario- surge la temática actual, que enmarca el tiempo vital. En esa antología mexicana, en este conjunto de autores modernos mexicanos, quedan claro las temáticas, ultramodernas de la sociedad para este tiempo.

La eutanasia o esa toda decisión de saber cuándo decir hasta acá:

«Sólo uno de los viejos, satisfecho con la vida, salió a buscar al gato hasta encontrarlo, lo metió a su cuarto, lo acomodó sobre la cama y se dispuso a dormir.»

La liposucción y los placeres de la plasticidad del ego

«Aquel hombre de obesidad mórbida decidió quitarse el treinta y cinco por ciento del estómago para lucir delgado»

El hartazgo en una vida vacía

«Mi tristeza de hoy es por estar de pie en una vida sin rumbo»

Los conflictos terroristas, esos suicidad religiosos, fanáticos del ahora y el más allá:

«¡Te odio Israel, descendiente de Isaac! —gritó antes de volar en pedazos en el aeropuerto de Tel Aviv.»

Las modificaciones genéticas, el mejoramiento y los abusos de la biotecnología en favor de nuestro sueños:

«Creció muy rápido y hace tres días surgió un fruto sanguíneo. En veinticuatro horas ya era un capullo enorme, lleno de tubos venosos. Hoy, en el interior de esa pupa, he reconocido las formas de una mujer.»

«La Sirena Alfa fue creada por genetistas de varias partes del mundo y es la más hermosa de todas. Se diseñó usando las medidas de una supermodelo brasileña y los colores de los jarrones de cristal de Murano.»

Los paisajismos citadinos, la arquitectura del paisaje:

«Una, y sólo una de las estatuas, nunca cambia de significado, esté donde esté. Por eso nadie le hace caso, aunque representa el espíritu mismo de la ciudad.»

«Comenzaron a construir un edificio en el baldío de al lado y el cascajo provocó que la gente se fuera por la acera de enfrente, y alguno acaso gritaba una respuesta, pero la ciudad iba cada vez más de prisa».

La violencia humana:

«Después del gran estallido siguió el de las ametralladoras con sus accesos de muerte.»

«Asesiné a mi mujer cuando yo estaba dormido porque no tuve el valor de matarla despierto.»

Los sueños de prosperidad ante el hacinamiento de las sociedades:

«Casi todos en la vida queremos tener una casa. Trabajamos arduamente para tenerla. Pero yo, desde hace algún tiempo, me siento sin casa.»

La aceptación políticamente correcta de la democracia y la diversidad:

«Dios, en su sabiduría, pintó a los hombres de negro, rojo, blanco y amarillo, sólo para confundirnos. Por dentro, en el alma, a todos nos hizo iguales: grises.»

Temas todos de las sociedades actuales. Mexicanos en franco desenvolvimiento social pleno en un mundo del fastline, donde las fronteras terminan siendo únicamente el idioma, las falsas morales, los falsos nombramientos del poder. Esa discriminación tan palpable. Y he ahí que la herramienta a usarse es la brevedad y la ironía.

107 autores en una entrega editorial, que desde ahora se debe considerar ya necesaria para aquellos amantes de la literatura. Un libro fantástico de obligada referencia es el que José Manuel Ortiz Soto y Fernando Sánchez Clelo nos han regalado, le han regalado a la tradición literaria de México. Uno no puede decir nada más que: Gracias.

Salir de la versión móvil