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El precio de la fama: un tributo al cine de Chaplin

En la programación de la decimonovena edición del Tour de Cine Francés sobresalía la nueva película de Xavier Beauvois, El precio de la fama (La rançon de la gloire, 2014). Para su sexto largometraje, el cineasta galo decidió cambiar el tono al que nos tenía acostumbrados para adentrarse por primera vez en la comedia.

El precio de la fama

La expectativa era muy alta debido a la gran recepción que tuvo su cinta anterior, la profunda y emotiva De dioses y hombres (Des hommes et des dieux, 2010). La cinta que nos ocupa tuvo estreno comercial en Francia desde febrero de este año y formó parte de la competencia oficial del Festival de Cine de Venecia.

Suiza, 1977. Un par de amigos lo están pasando muy mal, Eddy, un inmigrante belga recién salido de prisión y Osman, un argelino que hace grandes esfuerzos por sacar adelante a su pequeña familia. Inspirados por la amplia cobertura noticiosa del funeral de un famoso personaje, la mente poco brillante de Eddy, así como la apremiante necesidad de Osman para cubrir los gastos de su esposa hospitalizada, son los elementos que se conjuran para fraguar un descabellado crimen: el secuestro del cadáver de Charles Chaplin.

 Xavier Beauvois, quien es un gran admirador de Chaplin, cuenta que en alguna ocasión charlaba con su esposa acerca del curioso caso del robo del ataúd (con todo y cuerpo), del famoso director de Tiempos modernos. Al intentar convencer a su mujer de que todo el asunto fue un hecho real y documentado, se fue dando cuenta de que había una gran cantidad de material para realizar una película. Fue poco tiempo después que empezó a escribir el guion junto a dos de sus más cercanos colaboradores.

A pesar de que se utilizaron buena parte de las locaciones reales donde sucedieron los hechos, incluso algunas de las palabras que se pronunciaron en el juicio y en las notas de rescate, Beauvois prefiere pensar que la obra no se asienta del todo en la realidad. En cambio, funciona como una especie de fábula. Es por ello que muchas de las escenas de contenido humorístico debieron inventarse para solventar las necesidades de un filme más orientado a la comedia.

Destaca la participación de dos actores habituales de la cinematografía francesa reciente, Roschdy Zem, como el inmigrante argelino, así como el talante cómico de Benoît Poelvoorde. La cinta contó además con el apoyo de la familia Chaplin (necesario para poder rodar la película), quienes debieron dejar de lado ese oscuro acontecimiento. De hecho, Dolores y Eugène Chaplin, nieta e hijo respectivamente del famoso comediante británico formaron parte del elenco de la película.

Cámara en mano, Beauvois nos lleva muy cerca de los personajes. Las escenas más carnavalescas (la aparición del circo, el chimpancé que escapa, la necedad de los secuestradores), contrastan con el registro formal, habitual en el cineasta francés, en el resto del filme. Desafortunadamente hay algunos aspectos que no terminan de funcionar, entre ellos la música de Michel Legrand, inoportuna y grandilocuente incluso para las escenas más humorísticas. Tampoco ayudan las insustanciales apariciones de los personajes de Chiara Mastroianni (un tanto desaprovechada), así como del siempre cumplidor Peter Coyote, quienes tienen poco peso en el resultado final del relato.

Aunque hay quien señala ciertos apuntes sociales en la obra (la inmigración, la pobreza y los servicios de salud), lo cierto es que El precio de la fama hace a su manera un homenaje al cine de Chaplin, a sus personajes marginados, acuciados por la necesidad y condenados por su torpeza. No es una comedia de humor negro, en cambio por momentos se inclina demasiado al drama. Aunque exhibe elementos interesantes, parece que pudo dar más, sobre todo si tomamos en cuenta la capacidad de un cineasta como Xavier Beauvois.

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