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El Principito, un clásico traído a la actualidad

El director estadounidense Mark Osborne arribó al ya concluido Festival Internacional de Cine de Morelia para presentar El principito (The Little Prince, 2015), en la sección de Estrenos Internacionales.

principito

Esta es la tercera película animada (y la primera en solitario), que dirige el cineasta oriundo de Nueva Jersey, que ya estuvo nominado en 2008 al Oscar en la categoría de mejor película de animación con la comedia Kung Fu Panda. La enorme producción (que costó más de ochenta millones de dólares) ya inició su recorrido por el mundo, siendo Brasil y Francia los países en donde ha tenido un mejor recibimiento hasta el momento.

La cinta retoma el clásico de 1943 del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, El principito, para crear una historia situada en el mundo actual. En ella, una niña sigue un estricto calendario de actividades de verano para ajustarse a los deseos de su controladora madre. Sin embargo, las excéntricas actividades de su vecino, un viejo piloto retirado, terminarán por despertar en la protagonista las ansias de liberarse de la rígida monotonía de la sociedad en que vive.

En su charla con el público, Osborne (quien en todo momento estuvo acompañado por el zorro de tela que fue el modelo del que se mostró en la pantalla) habló de la importancia de la obra de Saint-Exupéry, debido a que sigue tan vigente luego de más de setenta años de su publicación. Sin embargo, consideró que era necesario utilizar caminos refrescantes para llegar a las nuevas generaciones.

La obra, una producción francesa pero que fue ideada originalmente para el idioma inglés, contó con la aprobación de los descendientes del escritor y aviador galo. En Morelia fue exhibida en dos versiones, la que cuenta con las voces de reconocidos actores de habla inglesa (Jeff Bridges, Rachel McAdams, Benicio del Toro y James Franco), así como la doblada al español, que en las próximas semanas estará presentándose en la cartelera nacional.

Es para destacar el trabajo de animación de la película que combina acertadamente dos técnicas: una parte digital, para contar el relato de la niña y el cuadro por cuadro cuando hace referencia a la novela de Saint-Exupéry, con vistosos personajes hechos enteramente de papel. Por otra parte se nota el minucioso trabajo de guion de Irena Brignull (quien previamente había trabajado en The Boxtrolls), para empalmar sin tanta obviedad ambas historias.

 

Sin embargo a pesar del gran esfuerzo, es precisamente su ambiciosa narrativa la que impide cierta fluidez en algunos momentos (sobre todo la secuencia donde la chica increpa al anciano aviador sobre su futura partida), además de que su relativa complejidad y duración pueden incidir directamente en su desempeño taquillero (un tema nada desdeñable tomando en cuenta el enorme costo de producción). Pero es muy posible que la versión de Osborne deje satisfechos a los seguidores de Saint-Exupéry, debido a su respetuoso tratamiento de la obra original.

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