Tuvieron que pasar 17 años, pero al fin hay algo nuevo e inédito de Manu Chao. Este 20 de septiembre fue lanzado el disco Viva tu, que representa el regreso a los estudios de grabación del músico franco-español. En todo este tiempo, las noticias sobre el cantante eran más anecdóticas que otra cosa, ya sea por su supuesto veto para tocar en México o por una que otra postura social en sus redes digitales.
En materia de música, la enorme cantidad de fans que tiene en el mundo se habían resignado a recordar los temas que lo llevaron a la gloria. Pero se habían escuchado tantas veces que sólo eran parte de una nostalgia de esos finales e inicios de siglo. Épocas cuando editó discos como Clandestino, Próxima Estación Esperanza, Sibérie m’était contéee y La Radiolina, éste último en 2007, tras lo cual se retiró de las producciones de estudio.
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Manu Chao es un artista que se ha alejado de la industria musical tal y como funciona en la mayor parte del mundo. Sus presentaciones suelen ser en lugares pequeños, sin la intervención de transnacionales y a precios bastante accesibles. La única forma de saber sobre sus actividades es consultando sus redes, pues no suele dar entrevistas ni aparecer en ningún programa de televisión convencional o digital.
Desde inicios de año se supo que el europeo, quien ha radicado en Brasil, preparaba un nuevo disco. Poco a poco fue soltando adelantos, con tres sencillos que se escucharon en plataformas y ahora todo el álbum puede ser escuchado de forma gratuita.
Son 13 las canciones que transitan por lo que ha hecho en toda su carrera. Letras en español, francés, portugués, inglés. Música folk, alternativa, un poco de reggae, flamenco, algo de ritmos afrolatinos e incluso una canción country al lado de la leyenda Willie Nelson.
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El Manu Chao incorrecto aún se asoma por ahí. Si en el pasado decía “Me gusta mariguana, me gustas tú”, ahora canta “Vivir sin ti es mi dexedrina, me pones más que la cocaína…”
Será complicado que pronto se presente en México, donde dicen que quedó molesto tras ser vetado por gobiernos del pasado. Por lo pronto, el disco está ahí, listo para ser escuchado, para saber si el europeo ha envejecido bien, o si es una eterna repetición de sí mismo.