Caminaba por el Centro a mi habitual paso apresurado cuando noté que un hipstercillo que iba con su novia me miraba de arriba abajo, como estudiándome, y se concentró especialmente en mis pies. No entendía yo por qué, si no traía zapatos rotos, no usaba tenis fosforescentes; vaya, ni siquiera pantaloncito entubado como el de él, de esos que ponen en evidencia las patas de charro de muchos.
Yo fingí no mirarlos, pero una vez que nos cruzamos detuve tantito la marcha y alcancé a escuchar que el hipstercillo le dijo a la Yoko Ono de Guayangareo que lo acompañaba: “Buchones” y ambos soltaron una risita tímida. Me ofendí pero no lo increpé, simplemente, a mi vez, murmuré “pinche hipster” y seguí mi camino. Estaba de buen humor.
Al poco rato caí en cuenta de por qué el hipstercillo me había tachado de buchón: mis botas y una camisa vaquera. Ah, los estereotipos. Es curioso que el tipo ese me hubiera catalogado como buchón cuando ni siquiera me gusta el movimiento alterado, de hecho me provoca como tres toneladas de pereza; no acostumbro la música de banda y es más, el mariachi, salvo contadas excepciones, suele aburrirme a los pocos tracks, a menos que los niveles de alcohol en la sangre vayan en aumento.
Una vez pasado el breve enojo, una frase empezó a girar en mi cabeza una y otra vez: “These boots are made for walking, and that’s just what they’ll do, one of these days these boots are gonna walk all over you”, y no tanto por Nancy Sinatra, sino también recordando aquella escena en que la dice Juliette Lewis en su papel de Mallory Knox en Natural born killers.
A partir de ahí empecé a preguntarme cuántas canciones habrá que hablen de botas y la primera que recordé, además de These boots are made for walking, de Nancy Sinatra, fue Fairies wear boots, de Black Sabbath. ¿Un viaje de Ozzy o skinheads encabronados?, ¿o ambos?, quién sabe, pero vale la pena escucharla, es bastante divertida la letra y el arreglo es excelente.
Jon Pardy ha sido una reelección en la música country de los últimos años. Su último disco, California sunrise, ha tenido buena recepción, sobre todo por Dirt on my boots. Si usted sabe lo que es el trabajo duro, que hace sudar, con tal de ganarse la vida y darse ciertos gustos (no como la princesa hipster que me criticó), esta canción lo hará sentir bien.
En 2009 Randy Houser lanzó el sencillo Boots on, puro orgullo vaquero, al grado de saber que se ha de morir con las botas puestas. Una delicia de canción.
A Radio Kaos le debemos una de las grandes canciones del rock en español, Botas negras, tan ad hoc en estos tiempos de descontento social, de protesta, de lucha. He de admitir que aunque recordaba haber escuchado esta canción, hasta ahora le presté atención. Hay por ahí una versión que se hizo con la crema y nata del rock en México, búsquelo como Botas negras y sus amigos.
Sui Generis, de lo mejor que se ha dado en el rock en español, en Pequeñas anécdotas sobre las instituciones incluyeron Botas locas, que de forma muy irónica pone en claro que estos y aquellos son lo mismo, que lo único que distingue a los que disparan de los que se manifiestan es el uniforme, como tanto se los dijo el Subcomandante Marcos a los soldados destacamentados en Chiapas durante lo más álgido de la rebelión zapatista. No sólo escuche esta canción, dedíquele un rato al disco completo, será tiempo sabiamente invertido.
Los argentinos Coyotes Rockabilly crearon una belleza de canción muy bien ejecutada, con todo el espíritu rockabilly, titulada Botas gastadas, porque dado que las botas están hechas para caminar, lo normal es que el camino las vaya acabando. Una canción reflexiva, nostálgica incluso. Grupo ampliamente recomendable.
Vaqueros darketos narrando historias, hechos de ultratumba y manifestaciones demoniacas en Texas, eso es Ghoultown, que podría catalogarse como gothabilly, psychobilly y post-punk, aunque de repente meten un poquito western. Estos tejanos tienen en su haber el EP Boots of Hell, y la rolita que lleva el mismo nombre no tiene pierde. Ideal para manejar de noche.
Era mediados de los 90, Caballo Dorado ya había sorprendido con Payaso de rodeo y No rompas mi corazón (cover de Achy breaky heart, de Billy Ray Cyrus). Pero en ese tiempo salió al mercado otro excelente grupo de country en español, Wild West, que versionó muchos clásicos del género e incluyó temas propios. Uno de ellos, de forma muy humorística, narra cómo a un vaquero su novia le regala unas botas de las que no se puede deshacer, y cuando por fin lo logra, ella ya le tiene una reserva. La canción, Botas rojas.
Por si no fuera suficiente country (nunca lo es), el grupo 8 Segundos, de meritito Chihuahua, poco a poco ha venido ganándose un público que gusta del género y que ha estado muy olvidado, salvo al norte del país, donde sí hay oferta. En su tema de 2008 Frente a las botas de un vaquero nos regalan pura sabiduría de cowboy: “El amor nunca es duradero frente a las botas de un vaquero, y aunque Dios sabe que la quiero, prometerle ya no puedo / olvidarme de montar / pues gritas ‘puerta’ / y es más que suerte, / pues me separan sólo ocho segundos de la muerte. / Montando toros se valora diferente / que no lo pisen, / que no lo sienten”.
En fin, sé que no mencioné Botas y sombreros, de Bronco, y no por otra cosa, sino porque había prioridades; también de manera intencional dejé fuera de esta lista Botas de charro por la simple y sencilla razón de que no es de mis favoritas de José Alfredo Padrepedas, y menos me gusta porque le dio más fama y éxito al arrastrado y autocompasivo Vicente Fernández.
Para terminar y siendo franco: gracias a que yo andaba de bastante buen humor, el hipstercillo se salvó de que con mis poderosas botas le diera la patada en las nalgas que se merecía. Era lo menos por confundirme con buchón.
*La ilustración es de Patchtok