Alejandra Quintero
Después de una breve alfombra negra y una por demás extensa presentación de invitados y agradecimientos, ayer se proyectó la premiere de Excision, de Richard Bates Jr., con lo que se inauguró el festival de cine de terror Feratum en su primera edición en Tlalpujahua.
Aunque la expectativa por ver la película era muy alta, hubo un desencanto general al ver la mala calidad con la que fue presentada, con subtítulos mal traducidos, pixelados y una proyección desenfocada.
Excisión cuenta la historia de una adolescente perturbada con una inteligencia poco común, abandonada por sus padres y con la etiqueta de la clásica freak de escuela secundaria americana. Sus trastornos de personalidad se ven reflejados en su hematofilia (atracción a la sangre) y en su rechazo a toda forma de disciplina. Su afición a la ciencia y a la medicina la llevan a realizar un plan que a pesar de lo lineal de la película, logra sorprender. La realización que por ratos parece no tener secuencias claras, se va formando de fragmentos de la vida de la familia y de su transcurrir en la escuela. Los sueños recurrentes de la protagonista en donde se ve cercenando algún cuerpo, excitándose con personas muertas o sumergiéndose en una tina llena de sangre, son las escenas mejor logradas. Una cinta que a ratos podría resultar redundante muestra el proceso de una persona normal, que con tendencias psicópatas, construye un mundo en donde se ve a sí misma como una heroína.
Al final de la función se escucharon algunos aplausos y pocos comentarios de un filme que cumple con los objetivos de su género pero que se rescata solo con el sorpresivo final. La gente finalmente abandonó el teatro poco a poco, la emoción del festival se sintió en los invitados y en la gente del pueblo, todos caminaron lentamente hacia el recorrido por las calles de Tlalpujahua, afuera, donde el frío arreciaba y los zombies ya esperaban.