Hay discos que simple y sencillamente son enigmáticos, que tienen un halo de misterio, una suerte de profana genialidad que los hace adictivos; un tanto malignos pero encantadores, seductores. Tal es el caso de Devil’s tale, un álbum en el que colaboran Fanfare Ciocarlia y Adrian Raso, mi recomendación para esa semana.
Escuchar a un virtuoso de la guitarra como el jazzista canadiense Adrian Raso junto a los genios de la música romaní es todo un agasajo de principio a fin. A diferencia del otro disco que ya les había recomendado de Fanfare Ciocarlia, Queen and kings, Devil’s tale es meramente instrumental, y es que con los solos de Raso, ya sea en la guitarra eléctrica o acústica o el banjo, ni falta hace que alguien cante, sin contar el extraordinario sonido de Fanfare Ciocarlia, que tienen la peculiaridad de sonar como uno solo.
Y es que la versatilidad y el genio de Raso son más que evidentes, pues proviniendo de la tradición italiana de la tarantela, sonido muy hermanado con la música romaní, ha trabajado el denominado Gypsy Jazz, que en Francia, por ejemplo, tuvo como su máximo exponente a Django Reinhardt, a quien dedican la última pieza del disco, llamada simplemente Django, de esas en las que Fanfare Ciocarlia le hace honor a su autodenominación como la banda más funk de los Balcanes, y en la misma tónica va C’est la vie, otra belleza de tema, de esas rolitas que hipnotizan, que lo sumergen a uno a las profundidades de la lubricidad que la música emana, recordemos que el placer musical es ante todo sensorial.
Con un ritmo más accidental, Quattro cicci es sencillamente portentosa ya que escuchar a toda la orquesta sonando los alientos al mismo tiempo en contraste con la guitarra acústica, ágil y escurridiza, es de los grandes placeres que este disco ofrece. Una rola poderosa.
A ritmo de vals con un banjo y un bandoneón como protagonistas, Charlatan’s waltz es melancólica, y aunque el charlatán es un sinvergüenza, se transmite cierto dilema moral, como el payaso que ríe en el escenario mientras se traga las lágrimas.
Para más dinamismo, un rocanrol que le da nombre al disco, Devil’s tale, en el que la guitarra eléctrica tiene un sonido más entre el surf y el rockabilly. Es divertido ver cómo los gitanos se quitaron los sombreros de fieltro y lucieron sendos copetes envaselinados. He de decir, por obvias razones y quienes me conozcan lo entenderán, que esta es mi rola favorita del disco.
Más enclavada en el sonido a que Fanfare Ciocarlia nos tiene acostumbrados, Café con leche es una delicia de tema con aires de rumba flamenca, al fin y al cabo todo queda en familia. Dulce, suave, bien ejecutada, impecable: una interpretación de 10, así de fácil.
Continuando con ese aire flamenco sin dejar de ser rumana, Spiritissimo es a ratos vertiginosa, a ratos estruendosa, a ratos hipnótica con los solos de clarinete y guitarra cuya agilidad lo deja a uno con la boca abierta, si no es que siguiendo el solo con la cabeza.
Pocos discos así de perfectos, que desde la portada son atractivos y que al escucharlos uno los atesora entre lo consentido del acervo, por eso recomiendo Devil’s tale, de Fanfare Ciocarlia y Adrian Raso, buena música gitana que hasta los payos disfrutamos. Salud.