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FICM: breve revisión de la sección michoacana

Por Antonio Ayala

Como en todos los años, la sección michoacana se precia de ser diversa, por parte del festival, y de ser injusta, por parte de los analistas, la prensa y los cineastas. Para no romper con esa bonita tradición, esta 13ava muestra michoacana (12ava en competencia) tiene diversidad y claro, una competencia injusta. De una u otra forma, el espectador quedará satisfecho de ver un crisol de historias, cinematografías, estilos y temas. He aquí nuestros comentarios:

La hora de los sueños
Still de «La Hora de los Sueños», de Rodrigo Orozco

FICCIONES

Los monjes (o su título alternativo “la inocencia purépecha”)

Dir. Clementina Campos Reyes, Dorian Cristian Neyra Ornelas

Una anécdota sin una preocupación dramática, apenas cuenta un momento, con una muy interesante propuesta fotográfica, una isla de Janitzio que jamás nos habríamos imaginado en un blanco y negro casi cine-noiresco, pero con un sonido que tal vez podría haber mejorado. Anticlimático, este cortometraje contrasta con el resto por parecer más un ejercicio que un cortometraje en forma. Empero, es una buena manera de comenzar una carrera que esperamos busque contar historias y no solamente momentos o anécdotas.

 

Magic Show

Dir. Bernardo Rugama

Que podría también titularse: la magia familiar en un domingo extendido. Un divorcio que tiene un buen pretexto, así como la guerra tuvo un buen pretexto para crear una realidad alterna (La vida es bella). Una producción aceptable, con un buen ritmo de edición, aunque con actuaciones que parecen no conocer el desarrollo actoral frente a la cámara o incluso la dirección de actores. La intención, de corte familiar, se queda en una buena intención, con destellos cinematográficos (una gopro arriba de una motocicleta) pero que desentona por completo con la pobre o nula actuación de un niño y la ausencia de una dirección de arte.

Un paso hacia el camaleón

Dir. Francisco Fuentes Lara

O también un paso (ojalá) hacia otra etapa de la cinematografía en Michoacán. Este corto fue ganador del Primer Concurso de Apoyo a la Postproducción de Cortometrajes. En él destaca la imagen profesional, contrastando con una voz en off narradora que pareciera un cortometraje infantil de los años 90. La producción tiene un estándar con un espíritu televisivo más que cinematográfico. La imaginación, tierna e infantil de Francisco Fuentes, también parece limitada a la contemplación y no a la interacción.

 

Yo también

Dir. Porfirio López Mendoza

Es uno de los cortos michoacanos más “cinematográficos”. En el primer plano ya nos hemos adentrado al universo, sin necesidad de preámbulos. La ciudad se reduce a un probable Oxxo (muy astutamente no se ve la marca). ¿Adaptación, plagio u homenaje al cuento Grafitti de Julio Cortázar? Ni idea, porque no se menciona en los créditos, pero “haiga sido como haiga sido”, el relato se cuenta maravillosamente, con casi todas las piezas bien ajustadas: buena actuación, buena cinematografía, buen arte… lástima de las aburridas guitarritas en cierta escena, porque el resto de la manufactura es prácticamente impecable.

La niña de los charcos

Dir. Andie Esquivel

La animación suele considerarse más artesanal que el documental o la ficción. Si 24 cuadros forman un segundo, podrían ser 24 dibujos (aunque puede grabarse a menos cuadros por segundo, como es este el caso). Un trabajo muy limpio y con una sensibilidad cuyo resumen abruma. Tan corto que nos deja con una sensación de querer ver más de este universo y esta técnica. ¿Se acabó el recurso o ya era mucha chamba para un ‘crew’ reducido? Una futura gran animadora Andie Esquivel, si es que sigue por ese camino.

 

La hora de los sueños

Dir. Rodrigo Orozco

Excepcional trabajo de animación con un arte esplendoroso, minuciosa maquetación de un universo onírico, pero que, como el caso de Los Monjes, se queda solo en una anécdota. La ausencia de narrativa es evidente y la omnipresencia de la plástica es contundente. Recuerdo que muchos artistas plásticos pueden crear universos pero pocos pueden contar una historia con él. A lo mejor le hace falta a Rodrigo un buen guionista, porque el resto del talento lo tiene.

 

Plánchame la piel

Dir. Ricardo Urueta

Producción francesa (desconocemos dónde quedó lo michoacano) cuyo nivel de musicalización y sonorización rebasó las fronteras de la cordura. Un clímax anticlimático gracias al desmedido uso de la música de Chavela Vargas. Una anécdota muy sencilla y poco construida: una mujer mayor quiere “ligarse” a su nuevo vecino joven… el ‘twist’ nos recuerda a una tipo de resolución que hace mucho no se veía, quizá porque llegó a aburrir… Empero, un buen trabajo, con valores de producción acertados (cast, fotografía, y sobretodo arte) y que entretiene, sin llegar a deslumbrar.

 

Las razones del mundo

Dir. Ernesto Martínez Bucio

Producida en el Centro de Capacitación Cinematográfica, una de las escuelas más importantes de cine en Latinoamérica y el mundo, este cortometraje (que fue proyecto de tesis) retrata la cotidianeidad de la violencia que vivimos en México, la violencia tras bambalinas, donde los malos no son tan malos. Con todos los checkpoints palomeados a favor, probablemente sea uno de los fuertes contundentes a ganar El Ojo. La historia cuenta cómo unos secuestradores tienen que encargarse de un niño que no esperaban, lo cual retrasa sus planes de “dejar el negocio”. El sello CCC vuelve a la carga, con un corto cuya producción, dirección y respaldo son tan excepcionales que nos hace preguntar qué pasaría si por ejemplo, en el box pusiéramos a pelear a Pacquiao contra Mayweather.

 

DOCUMENTALES

 

Día Uno

Dir. Mariano Rentería

Mariano Rentería es uno de los mejores cineastas michoacanos. Poseedor de una narrativa documental-poética, hurga en las entrañas de nuestra sociedad. En esta ocasión, retrata el nacimiento de un humano. Hasta este momento el menor de los trabajos de Mariano, quien nos ha sorprendido en otras ocasiones, hoy solamente muestra un nacimiento, con buena fotografía, un extraño diseño de sonido, pero con un sabor de boca que al final nos deja con las ganas de algo más.

El camino de pancracio

Dir. Tony Delgado

Una excelente secuencia inicial nos muestra a un par de luchadores. Uno estrella una caja con esferas en la espalda de otro. No es la arena México, seguramente es una bodega en algún lugar de Michoacán. Pancracio es enfermero de día y luchador los domingos. Desafortunadamente, el aspecto técnico va y viene y la narrativa se encuentra en un laberinto sin salida. El documental se convierte en una pieza que en ocasiones no parece cinematográfica. Esto no quiere decir que no tenga su valor, pero se queda corto cinematográficamente hablando, subiendo su valor “etnográfico” al mostrar la brutalidad de la lucha libre de provincia, cómo vivir en la culpa, sin reglas y sin “máscaras”. El camino de pancracio nos invita a que pasemos unos días con este luchador-enfermero, interesantísimo personaje que no pudo encontrar un cineasta interesante para retratar su interesante vida. Lástima.

Desde el lago

Dir. Colectivo Imágenes Vivas

Hablado en idioma p’urhépecha (p’urhé), una especie de carta visual que recorre el lago de Pátzcuaro. Una pequeña historia de la música que pasa por el coro, por un heredero de la música que desafortunadamente nos dicen pero no nos muestra cómo ha sido importante su legado. Un documental cuyo valor reside en el acercamiento a un tema que pocos han hecho, pero que no encuentra el valor de las imágenes para desprenderse de la voz que nos narre la historia. En general, el cine documental ha dejado atrás el sustentarse argumentalmente de una sola entrevista, o como dicen los que saben, de una “talking head”, pero a lo mejor el colectivo Imágenes Vivas todavía no toma esa clase.

Tembuchakua

Dir. Luis Noé Reyna Orozco

Tal vez el más completo de los documentales. Cruzando la línea del “talking head” para que una mujer nos cuente cómo las tradiciones resisten, a pesar de la “occidentalización” de los pueblos indígenas. Retrato prolongado de una boda, a veces como hoja de diario u otras como un instructivo. Tal vez sea el más cinematográfico de todos, por lo cual sería nuestro caballo favorito si este fuera un hipódromo. Una fotografía precisa que narra un relato tal vez ya visto, aunque esta vez sí “de manera distinta”. Una corrección de color le hubiera venido bien.

 

 

Donde nunca morirás

Dir. Héctor Alexis Estrada García

Probablemente el menor de los cortometrajes en todos los sentidos. Nuevamente las buenas intenciones son solo buenas. Se nota que hay influencia de Michel Gondry, imágenes que prometían mucho pero que tienen fallas técnicas y nos hace ver que no alcanzaron a ser lo que querían. Las actuaciones sosas, sin caracterización, probablemente no sean actores en realidad o carezcan de entrenamiento. Tal vez con mejor producción, las imágenes y los juegos visuales hubieran sido tan impactantes como querían ser.

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