Dentro de la sección Sonidero de la gira de documentales Ambulante, se presentó el más reciente trabajo del cineasta Martin Scorsese, George Harrison: Viviendo en el mundo material (George Harrison: Living in a material world, 2011), que se suma a sus trabajos sobre el mundo del rock, ya que apenas en el 2008 presentó Shine a light, un filme sobre los Rolling Stones.
Es tanto el material que se ha presentado a lo largo de la historia sobre el cuarteto de Liverpool, que realmente ya muy poco puede sorprendernos a estas alturas. El documental que nos ocupa, sin embargo, destaca por el interesante trabajo de Scorsese: un montaje fluido, una narrativa coherente… verdaderamente toda una lección de cine es la que se puede apreciar en la pantalla. Además de que el director tuvo la fortuna de contar con material inédito para la realización del largometraje.
El documental se enfoca en la vida de George Harrison, ex guitarrista (compositor, cantante y demás) de los Beatles, a quien por mucho tiempo se le consideró el “introvertido de la banda”, por la parquedad que mostraba en la mayor parte de las entrevistas. Poco a poco se va contando su historia a través de familiares, amigos, compañeros, cartas y entrevistas: su adolescencia en Liverpool, sus días con los Beatles y su vida después de que se disolvió la agrupación hasta su muerte a causa del cáncer en el año 2001.
El trabajo de Scorsese es especialmente bueno al retratar los inicios como compositor de Harrison: «la hice para probar si era capaz de componer una canción, pensaba que si John y Paul lo hacían, cualquiera podría hacerlo», menciona el aludido al hablar de la primera canción que escribió: Don‘t bother me. Otro de los aspectos más interesantes del largometraje es cuando Harrison cuenta como poco a poco se va acercando a las religiones orientales después de un viaje a la India, donde conoció a varios gurús, visitó sitios sagrados y estudió lecciones de cítara.
El documental toma su nombre del álbum solista más exitoso de Harrison, Living in a material world, editado en 1973, que es considerado uno de los mejores que hicieron los ex?Beatles por separado. El único gran problema del filme es su duración: tres horas y media en una noche de sábado es toda una sobredosis de George Harrison. Aunque habrá que decir en su favor que el documental originalmente se proyectó por partes para la televisión, lo que sin duda lo hace más amable para quienes no somos fans de hueso colorado.