Por Jorge A. Amaral
Durante las últimas semanas me ha llamado la atención la amenaza de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero de impedir las elecciones del 7 de junio en aquel estado, amagando incluso con alentar a sus homólogos de Oaxaca a hacer lo mismo.
Para esto han venido utilizando a los padres de los normalistas desaparecidos en Iguala el año pasado. El argumento, hasta cierto punto válido, es que los partidos políticos son los culpables de que gente como el ex alcalde de Iguala llegue a los puestos de elección popular.
Cierto, los partidos muchas veces ponen en candidaturas a gente con vínculos delincuenciales o delincuentes por sí mismos, pero también hay que tomar la parte de responsabilidad que nos toca al emitir un voto, y digo, no creo que nadie haya votado por Abarca en Iguala, seguro que algunos votos sacó, ganados o comprados pero ahí están, como cuando Peña ganó la Presidencia: por convicción o por dinero y otras dádivas pero los votos llegaron a las urnas, y si a eso le sumamos un órgano electoral cooptado, ahí está el patético resultado.
En un remedo de democracia como el que nos rige, de nada sirve que usted, yo, la vecina y el de la tiendita de la esquina nos pongamos de acuerdo para el 7 de junio anular nuestros sufragios o de plano no ir a votar, y digo que de nada sirve porque aunque puede ser un mensaje de repudio –ganado a pulso– hacia la clase política, aunque con eso manifestemos nuestra inconformidad y desacuerdo, a la hora del conteo para determinar al “ganador”, el que haya sacado más votos se lleva la elección, no importa si en una sección sacó sólo dos y los otros candidatos ninguno, son sufragios válidos y con esos gana.
Así es la partidocracia que nos venden como democracia.
En cuanto a Guerrero, lo que ese sector magisterial está haciendo es acentuar aún más la ingobernabilidad que el inescrupuloso crimen organizado y el incompetente gobierno han propiciado en un estado con índices de pobreza y marginación alarmantes no de ahora, sino históricamente.
Ahora bien, habría que preguntar, en contraste con lo que informan en Aristegui Noticias, Proceso, Revolución 3.0 o Sin Embargo, cuántos guerrerenses apoyan la causa del magisterio, más allá de los 43 desaparecidos de Iguala, ya que ese tema ha sido rebasado y ahora sólo es utilizado como estandarte en una lucha con otros objetivos, como derogar la inconveniente Reforma Educativa.
¿Qué es lo que pretende el magisterio en Guerrero?, que al polarizar más la situación, al ver el gobierno que al implementar tal o cual medida tendrán en las calles contingentes de maestros enfurecidos, al dar la imagen de un Guerrero sin instituciones que hagan valer el Estado de Derecho, las reformas se vayan aplazando y ese estado siga estancado o a salvo, según la militancia de quien lo vea, lo cual da a la autoridad el motivo perfecto para arremeter contra ellos y en un amplísimo sector de la sociedad se sigue fomentando ese resentimiento hacia el magisterio, lo que los hace estar solos en su lucha, todo lo cual constituye un círculo vicioso en el que no se termina de resolver el conflicto.
En cuanto a los estudiantes desaparecidos, evito hacer cualquier comentario pues es un tema con muchos cabos sueltos y con tantas versiones, que sería irresponsable decir “esta es la buena”, sólo baste decir que dicho asunto sólo refleja dos posibilidades: que efectivamente el gobierno tiene mucho que ocultar y por eso se han obstaculizado y menospreciado investigaciones y análisis de actores externos, o bien, la franca e insultante incompetencia, mediocridad y estupidez del gobierno de la República, y yo apostaría por una mezcla de ambas posibilidades, pues para nadie es desconocida la debilidad institucional del Estado mexicano, causada, más que por quienes lo enfrentan y protestan, por aquellos que lo han minado en amasiatos de poder, corrupción y complicidad.
Eso es en Guerrero, en Michoacán, aunque usted y yo “boicoteemos” la elección, sabemos quién va ganar, pues el candidato priista es una punching bag para el perredista, quien, dicen las malas lenguas, que suelen ser las más atinadas, trae la bendición de Los Pinos por su buen comportamiento en el Congreso y una campaña que no se ha detenido desde 2011; la panista aún carga la sombra de su pequeño hermano como un lastre, la de Morena, híjole, Morena, no pues está chido, pero sepan que ya no deben actuar como el club de fans de AMLO, sino como un verdadero partido político, si es que aspiran a serlo, a menos que les baste ser como sus similares de los demás colores.
Los de Movimiento Ciudadano mejor hubieran postulado a Hipólito Mora para la gubernatura, tiene más pegue que el supuesto agarra-chichis y chance hasta hubiera sido el rival a vencer por la popularidad que tiene.
Así que tenemos tres opciones: anular nuestros votos, recurrir al voto útil para que los partidos nuevos mantengan su registro y la tercera es salir de nuestras secciones ese día para no tener posibilidades de votar o bien comprar mucho alcohol desde el sábado previo para empezar a beber el domingo en la mañana y así, aunque nos dé la tentación de ir a votar, no poder ni siquiera acercarnos a la casilla, de todos modos ya sabemos de qué lado masca la iguana y hacia dónde están cargados los dados.
Foto de Slide: ¡Sismonski!