Hola, mi nombre es Reveco Gallo y hoy evitaré contarles de las nenas tapatías que con las que me he revolcado en estas noches de festival porque lo mío no es la presunción. En vez de eso, les comento que esta mañana platiqué con mi colega y amigo Javier Solórzano, uno de los periodistas chingones en México, donde tanto abundan los comunicólogos gritones y sensacionalistas.
En uno de los cafés más exclusivos de Guadalajara, Javier y yo platicamos de temas que usted, lector amigo, difícilmente entenderá. Me refiero a cosas como el neo-expresionismo alemán, la literatura del siglo XVII y los mejores museos de acuarela en el mundo. Es por ello que ahora me remito a compartirles lo que mi colega opina acerca de esa payasada de Iniciativa México, un engendro orquestado por dos de los burros más acaudalados del país, como lo son el americanista Azcárraga y el monarca-jaguar Salinas Pliego. En fin, sin más preámbulos, les dejó de manera textual lo dicho por Javier, mi compa Javier:
“Para empezar, a mí ni me invitaron a la firma, y si me hubieran invitado, les habría dicho que no. Dudo que las televisoras (Televisa y TV Azteca) tengan la calidad moral para hacer un acuerdo de esta naturaleza, porque si algo han hecho a lo largo de su historia es exaltar cualquier hecho de violencia. El mismo jueves, cuando se terminó el reallity show de Iniciativa México, uno de esos canales informó sobre cuatro ejecutados en Guerrero, y no tuvieron empacho en exhibir a los cuerpos tirados… Yo creo que el país requiere de un acuerdo de otra naturaleza, un acuerdo que incluya a partidos políticos, que incluya una discusión seria de la estrategia y creo que el gobierno no lo ha hecho.
“Yo me pregunto quién va a revisar, a analizar y a investigar al mensajero, ¿quién cuida de los medios?, pues los propios medios, ellos dirán si sí o si no. La firma de ese acuerdo se convirtió en un acto político, en donde me sorprende de sobremanera que los partidos políticos no hayan dicho absolutamente nada de no ser el aval, no hubo un mínimo sentido de crítica y por supuesto que a ello se unió Calderón. Lo que quieren es quedar bien con Televisa y TV Azteca, y más en medio de una vorágine como la que se está dando con Carlos Slim.
“Es un acuerdo al que nadie se puede negar. ¿Estás de acuerdo con que se acabe la violencia? ¡Pues claro que sí!, es avalar lo políticamente correcto, y ojalá se lograra, pero en el fondo es un reacomodo, es pensar en la política misma por encima de una auténtica revisión analítica de lo que está pasando respecto al tema del narcotráfico.
“Nadie analizó la estrategia del gobierno contra el crimen, nadie habló de los 35 mil muertos, todo fue reír y cantar, y hasta los muertos resucitaron para firmar cosas. Ya están como el Kikín… ya hasta el Kikín mete goles, ¿no?”
Para aligerar este compleja discusión, decidí darle un giro a la charla y le pregunté a mi amigazo sobre su experiencia como cinéfilo:
“El cine me gusta mucho, trato de ir por lo menos dos veces por semana… lo hago desde chico porque mis padres nos llevaban y luego hasta mi hermana terminó dedicándose a ello. Ya fuera en la UNAM o en la UAM, el cine siempre me rodeaba, estaba ahí… Soy de los que le gusta ver el cine en el cine mismo, en las salas.
Y las salas han cambiado mucho, ¿no?
¡Vaya que sí! Yo recuerdo que una vez llevé a la novia al cine Carrusel, en Tacubaya, porque la película sólo ahí se exhibía… ¡Uff!, las ratas nos pasaban por lo pies, y parecían tlacuaches… Hoy es muy distinto, tenemos salas excelentes, con calidad impresionante; lo ideal es que fueran más accesibles, porque eso sí, son caras, bastante caras, así que tarde o temprano tendrán que pensar en un ajuste de precios.
El resto de la conversación fue de halagos de Canana, a Diego Luna, a Del Toro e Iñárritu. Y por supuesto, platicamos de sus chivas y su estadio nuevo pero vacío, y de su goleador al que le apodan el Cubo.
Después cada quién tomó su camino. Él rumbo a la sede del festival; yo, rumbo a un costoso centro comercial donde conocí a una hermosa dama, hermosa como casi todas las tapatías.