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Irlanda del Norte, amenazada por el Brexit

Belfast, Irlanda del Norte.- La crisis política que experimenta Gran Bretaña e Irlanda del Norte por un inminente Brexit sin acuerdo el próximo 31 de octubre ha reabierto heridas sin cicatrizar en Belfast. La capital norirlandesa vive una resaca permanente por la desinformación, la incertidumbre y los daños colaterales que se avecinan por el funcionamiento de una frontera dura con cercas y puntos de control en los límites con la República de Irlanda (país miembro de la Unión Europea). Más de 480 kilómetros dejarían de ser un paso libre para las personas (residentes y migrantes) y el comercio, para convertirse en una conflictiva zona fronteriza con un legado de violencia.

Actualmente, la ciudad de Belfast está dividida por un muro que separa a los católicos republicanos y protestantes unionistas. Es decir, la mayoría de los republicanos buscan una Irlanda unida y los unionistas defienden la monarquía y seguir dentro de Reino Unido. El muro es un recordatorio de una guerra civil, conocida como The Troubles, que dejó 3 mil 600 muertos de ambos bandos durante 1968 a 1998. Además de la violencia vivida durante esos años en ciudades como Belfast, Derry y Dublín -entre otras-, la frontera entre las dos Irlandas estuvo marcada por sangre hasta el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, que abrió paso a que finalizara el conflicto en 2008 con el desmantelamiento del Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés).

La abrupta salida de Gran Bretaña e Irlanda del Norte de la Unión Europea en menos de ocho semanas -si no ocurre una solución extraordinaria- advierte el renacimiento de la violencia y el rencor entre republicanos católicos (algunos en las filas del Nuevo IRA) y los paramilitares protestantes, conocidos como Fuerza Voluntaria de Ulster (UVF, por sus siglas en inglés). En Belfast se pueden observar murales que engrandecen a los miembros de la UVF y del IRA, respectivamente. Su historia de dolor y muerte está documentada en las paredes y casas ubicadas en barrios cuyos habitantes sufrieron atentados con bombas y ejecuciones. La ciudad sigue dividida, no sólo por el muro, también por el nacionalismo de los protestantes, quienes atiborran de banderas inglesas varios puntos de Belfast.

En Belfast ha comenzado una campaña -con el nombre “Los paramilitares no te protegen. Ellos te controlan”- para alertar a los jóvenes del peligro de unirse a los grupos armados. En calles concurridas, paradas de autobuses y en medios de transporte público se pueden observar carteles informativos sobre el tema. En este enlace se detalla sobre los daños sociales que genera el paramilitarismo.

“Entre 2017 y 2018, 87 personas fueron víctimas de ‘ataques de estilo paramilitar’. Veintidós personas fueron asesinadas a tiros y 65 personas fueron agredidas. En los últimos cinco años, 417 personas, dentro de nuestra sociedad, han sido asesinadas a tiros o golpeadas por los llamados paramilitares que buscan controlar a las comunidades por todos los medios posibles, incluyendo la violencia y la intimidación. Los paramilitares también obligan a las personas a salir de sus hogares y alejarse de sus familias. En el último año, 286 personas sin hogar se unieron a los paramilitares”, refiere el Departamento de Justicia de Irlanda del Norte.

Focos rojos

Aunque existe una aparente calma, se han registrado actos violentos en los últimos meses, como la bomba que estalló en agosto pasado en Newtonbutler, en Irlanda del Norte, y pese a que no tuvo víctimas fatales, prendió la alarma de lo que puede acontecer en la isla por un caos político que sacude a la sociedad. Stephen Martin, subdirector de la policía en toda Irlanda del Norte, en su momento apuntó a que la Nueva IRA fue “responsable del ataque” porque buscaba “matar policías”.

Además, subrayó que el IRA “crecía nuevamente”. A la tensión se suma el asesinato de la periodista Lyra McKee, quien se encontraba en el barrio de Creggan, en Derry, durante un operativo policial y fue alcanzada por una bala perdida -de acuerdo con los reportes oficiales del Servicio de la Policía de Irlanda del Norte- disparada por integrantes de la Nueva IRA. A los hechos se suma un carro bomba, sin muertes, detonado en Derry en enero de este año y una alerta de bomba en la zona sur de Belfast, en Botanic, un barrio habitado en su mayoría por migrantes y estudiantes.

Oportunidad contra la derecha

Para Patricia McKenna, activista, política de formación independiente y ex miembro del Parlamento Europeo por Dublín, el momento actual con el tema del Brexit es “muy deprimente… y desafortunadamente todos sufrimos de una situación en la que los medios alimentan una gran cantidad de propaganda”. Pero, a pesar de la compleja realidad, “se abre una oportunidad para derrotar a la derecha conservadora en el gobierno británico”: en una semana, Amber Rudd, secretaria de Trabajo, renunció a su cargo como protesta de un Brexit sin acuerdo. 21 diputados del partido conservador (Tory) se rebelaron como un intento por frenar la postura del ministro Boris Johnson de ejecutar un Brexit salvaje. El gobierno sigue en lo dicho, Brexit el 31 de octubre, pase lo que pase.

Tommy McKearney, activista e integrante de las agrupaciones socialistas obreras, desconfía en que un Brexit, duro o no, “vuelva a plantar un conflicto como en el pasado”. Para el también escritor, el principal problema será el económico, ya que actualmente Belfast vive una crisis en su base industrial, que se refleja en el astillero del icónico complejo donde se construyó el Titanic. El astillero de la histórica compañía Harland and Wolff se mantiene bajo llave: 123 trabajadores han ocupado las instalaciones para evitar que especuladores compren los activos del astillero en quiebra y se utilicen los terrenos para comercios o zonas habitacionales.

“No estoy convencido de que, ya sea con Brexit duro o no, esto vaya a volver a las bases del conflicto, del pasado… hay muchas cosas que serían necesarias ver en lugar de mirar lo que se puede obtener de la Unión Europea, si hablamos de los problemas que realmente están impactando aquí, como la eliminación de nuestra base industrial… uno de los problemas cruciales es el astillero en Belfast”, refiere McKearney, quien agrega:

“Antes de que hayamos perdido toda una industria… es crucial e importante que sea nacionalizada y tener un programa de reinversión para mejorar la economía de Irlanda del Norte”.

Plan de contingencia

Las palabras de Tommy McKearney tienen sentido si se vislumbran las acciones de la Unión Europea ante un escenario negro, un Brexit salvaje. El pasado 4 de septiembre, La Comisión Europea emitió un comunicado oficial en donde señalaba que “con el fin de minimizar la interrupción del comercio, todas las partes involucradas en las cadenas de suministro con el Reino Unido, independientemente de dónde se basen, deben ser conscientes de sus responsabilidades y de los trámites necesarios en el comercio transfronterizo. Esto se basa en comunicaciones anteriores y 100 avisos de partes interesadas, que abarcan una amplia gama de sectores”. En este enlace,  el gobierno británico difundió lo anterior.

En otras palabras, la Unión Europea tiene listo un plan de contingencia económico para un Brexit duro, el cual busca apoyar a las empresas y trabajadores de los estados miembros. Pero, ¿qué sucede en el día a día en Belfast? ¿Cómo viven los ciudadanos y migrantes europeos y no europeos ante el anuncio de un Brexit sin acuerdo. ¿Qué ocurre con la situación de los refugiados? Son temas que no se abordan en Londres y los informes únicamente apuntan a situaciones económicas. Por ejemplo, el gobierno de la República de Irlanda señaló que un Brexit duro acabaría con 55 mil puestos de trabajos fijos y 30 mil a largo plazo. El temor de una recesión económica está latente, pero los derechos humanos no son prioritarios para la Unión Europea ni Londres.

Parálisis industrial en Belfast

En los hechos, Belfast mantiene una parálisis en su industria, y hay preocupación. Joe Passmore, senior shop steward de Harland and Wolff y uno de los líderes de la ocupación del astillero en Belfast, refiere que el Brexit en inminente. Por lo tanto, es prioridad que exista una acción gubernamental para renacionalizar la industria y fortalecer al sector obrero. Sin embargo, reconoce que el futuro es incierto con referencia a lo que se aproxima en las semanas siguientes.

Por ahora, la frontera entra los dos Irlandas permanece abierta, aunque se han endurecido las revisiones en los autobuses entre Belfast y Dublín por parte de los agentes encargados de migración. La oficina de migración y seguridad (Home Office), ha activado una aplicación por medio de dispositivos inteligentes para que europeos residentes en Gran Bretaña e Irlanda del Norte se registren y pidan una regularización online en caso de un Brexit duro. Aquellos europeos que hayan llegado antes del 31 de octubre de este 2019, podrán aplicar por un permiso de cinco años para tener derechos en Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Sin embargo, no existen reglas claras para aquellos no europeos ni refugiados.

El panorama es negro. El gobierno británico puntualizó que “si no hay un trato en el Brexit, se introducirán controles fronterizos para dificultar la entrada de los delincuentes en el Reino Unido”. En otras palabras, se instauraría una frontera dura con cercas y puntos de control en los límites con Irlanda del Norte y la República de Irlanda. El 4 de septiembre pasado, el gobierno publicó en su sitio oficial:

“En caso de que el Brexit no haya llegado a un acuerdo… se introducirán nuevos controles fronterizos que dificultarán la entrada de delincuentes graves al Reino Unido. Es una medida que señala el fin de la libre circulación en su forma actual, se aplicará un umbral de criminalidad más estricto del Reino Unido para los ciudadanos del EEE con el fin de deportar a quienes cometen delitos. Los cambios se introducirán junto con un nuevo régimen europeo de licencia temporal para permanecer (Euro TLR) para los ciudadanos suizos y suizos y sus familiares cercanos. Los ciudadanos de esos estados que se trasladan al Reino Unido después de que hayamos abandonado la Unión Europea y hasta finales de 2020 podrán obtener un estatus migratorio temporal que dure 3 años. Esto dará a las empresas la certeza de que podrán reclutar y retener personal después del Brexit”, y continúa:

“En el futuro presentaremos un nuevo sistema de inmigración basado en puntos basado en las habilidades y el talento que tienen las personas, no de dónde son. Otras medidas que se introducirán después del 31 de octubre de 2019 incluyen: eliminar el canal aduanero azul de la UE, exigiendo a todos los viajeros que hagan declaraciones aduaneras eligiendo el canal rojo o verde introduciendo pasaportes azules del Reino Unido a finales de este año. Eliminar los derechos de residencia permanente en virtud de la legislación de la UE retenida para aquellos que llegan después del Brexit

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Después del 31 de octubre de 2019, los ciudadanos de la UE podrán seguir acudiendo al Reino Unido para visitas o viajes cortos. Podrán solicitar Euro TLR si desean permanecer más allá del 31 de diciembre de 2020”.

De acuerdo a una investigación de Corporate Watch, unos 12 mil migrantes son expulsados “por la fuerza del Reino Unido cada año” y “otros 20 mil son retirados a través de la ruta de retorno voluntario”. Hasta el momento, Home Office no ha publicado ningún protocolo migratorio probrexit de protección de los derechos humanos de los refugiados, migrantes no europeos y asilados.

*Reportaje original de Deshuesadero

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