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La maldición de Thelma: una joya del cine nórdico

Aunque fue menospreciada por los festivales cinematográficos más importantes, La maldición de Thelma (Thelma, 2017), cuarto largometraje que escribe y dirige el noruego Joachim Trier, ha logrado cierta notoriedad en los circuitos independientes. Trier venía de hacer su primera incursión en el cine angloparlante con el drama familiar El amor es más fuerte que las bombas (Louder than bombs, 2015), el cual se presentó con éxito en el Festival de Cannes, por lo que el anuncio de un nuevo filme de tintes sobrenaturales generó altas expectativas entre quienes han seguido de cerca la carrera del aún joven cineasta.

El espectacular tráiler de la película, que en México distribuye Cine Caníbal, hace pensar que la venden como una especie de filme de terror al estilo Carrie (1976). Pero, lo cierto es que Thelma, que también podrá verse en la 64 Muestra Internacional de Cine, es más un drama que una cinta de género. Thelma, la chica del título, acaba de ingresar a la universidad y es proveniente de una familia rural marcadamente religiosa con un nebuloso pasado. La joven estudiante enfrenta una serie de nuevas experiencias que ponen en duda sus valores y despiertan en ella unos misteriosos poderes que serán peligrosos para quienes la rodean.

Previamente, el cineasta noruego había conformado su filmografía con una serie de dramas de corte realista, historias aparentemente simples caracterizadas por un hábil manejo del montaje. Parece claro que en esta ocasión Joachim Trier buscaba romper lo que había hecho anteriormente, no tanto en cuanto al fondo sino a la forma en la que presenta su discurso: abundancia de tomas fijas y una atmósfera visual sofocante. En este sentido, el filme parece construido a partir una serie de imágenes y no de un guion, el cual además, es escaso en diálogos.

Es muy posible que quienes acudan al cine basándose únicamente en los avances se sientan decepcionados. No encontrarán aquí chorros de sangre cayendo sobre nuestra heroína adolescente ni sustos gratuitos cada vez que alguien abra una puerta. La película se toma su tiempo, avanza despacio y dosifica con habilidad o tacañería, según se mire, la información que permite entender la compleja relación de la chica con sus padres, al igual que la causa de sus misteriosos ataques.

Es verdad que hay un par de secuencias de suspenso francamente memorables (la del inicio en la nieve y la del encuentro de las chicas en el teatro), sin embargo, Thelma es más una cinta sobre el crecimiento y la aceptación de la sexualidad, temas enmarcados en la sensación de culpa provocada por un ambiente familiar represivo.

Pero, Thelma (brillantemente interpretada por la novel Eili Harboe), ¿es realmente dueña de un poder sobrenatural? ¿Qué cosas suceden realmente y qué tanto es producto de la imaginación de la joven? La cinta ofrece algunas pistas, pero se maneja con ambigüedad al respecto, utilizando la incertidumbre como un elemento que impulsa el desarrollo de la historia.

Thelma nos presenta el drama del tardío despertar sexual adolescente mezclándolo con elementos habituales en el cine de terror convencional, todo ello con el gélido tono del cine nórdico. Lo nuevo de Joachim Trier dista de ser perfecto, pero es un acercamiento interesante, ciertamente arriesgado, a un territorio no explorado previamente por el cineasta y eso se agradece.

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