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La presencia de Orozco

Alejandra Quintero

Hace diez años Juan Carlos Martín estrenó el documental Gabriel Orozco, con el que obtuvo el premio Ariel a mejor Ópera Prima, su segundo proyecto de largo aliento fue 40 días, del 2008, debutando así en la ficción. Ahora ha llegado a la décima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia con Campo Abierto, función especial que se presentó en la Casa Natal de Morelos.


Un documental que retoma el trabajo que comenzó con el escultor hace más de una década, en los que se muestran los últimos años de trabajo del artista, es decir, cuando él ya era una figura reconocida internacionalmente, se enfoca en la época en la que se le pidió a Orozco una obra para la inauguración del llamado “elefante blanco” del gobierno foxista: la Biblioteca Vasconcelos.


Un Orozco desenfadado, amigable, bromista, preocupado más por el azar que por la parafernalia que rodea sus exposiciones en las mejores galerías de arte del mundo. La risa espontánea de quien se encuentra con un amigo, con un viejo conocido, hasta el grado de ser él mismo el que entrevista y cuestiona en varias ocasiones al cineasta, lo que provoca la fraternalidad que el espectador logra sentir.

No se trata de un documental en donde se vea a Orozco imaginar, trabajar en sus piezas, es una mirada más íntima lo que se aprecia en estos 75 minutos de duración. El director confesó en una charla con el público después de la función que es un trabajo en el que él mismo intenta encontrarse a través del escultor, y también una especie de conclusión, de cerrar un ciclo, o quizá volverlo a comenzar.

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