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La verdad oculta: mediocre drama deportivo

Entre los primeros estrenos de este 2016, destaca por la cantidad de salas donde se exhibe La verdad oculta (Concussion, 2015), segundo largometraje del director neoyorquino Peter Landesman.

La Verdad Oculta

El drama médico deportivo no ha sido bien recibido por la influyente NFL ni por el público, que respondió con desinterés a la nominación de Will Smith en la categoría de mejor actor para los Globos de Oro.

El guion, obra del propio Landesman, está basado en el artículo “Game brain”, que la periodista Jeanne Marie Laskas escribió para la revista GQ (ahora se publicó en forma de libro con el título de Concussion, sin contar de momento con traducción al español). Después de que un emblemático ex jugador de los Acereros de Pittsburgh aparece muerto en un estado lamentable, el patólogo forense Bennet Omalu decide indagar a profundidad las causas del deceso.

Una concienzuda investigación descubre que la exposición continua a golpes en la cabeza puede generar una forma de encefalopatía llamada CTE (por sus siglas en inglés), una enfermedad que va degenerando al cerebro hasta hacerlo papilla. La información no es del agrado de los dirigentes del máximo organismo de fútbol americano, por lo que en poco tiempo se inicia un desigual enfrentamiento entre el médico (un inmigrante nigeriano) y la poderosa NFL.

La producción originalmente sería dirigida por Ridley Scott, al terminar el rodaje de Éxodo: Dioses y reyes (Exodus: Gods and kings, 2014), pero al final la responsabilidad recayó en Peter Landesman, quien para entonces ya estaba trabajando en el guion. La película ha sido acusada por periodistas y familiares de deportistas que padecían CTE, de exagerar o tergiversar los hechos. El director se ha defendido con el vago argumento de que su obra es “emocionalmente y espiritualmente precisa hasta el final”.

Aunque muchos han elogiado la actuación de Will Smith, es muy difícil encontrar muchos elementos distintivos de su personaje respecto a lo que ha hecho anteriormente, salvo si tomamos en cuenta por supuesto, su impostado acento africano. Pero eso no importa mucho a la Academia, incluso ya se habla de una posible nominación para los premios Oscar.

Quizás en un intento de agregar personajes femeninos a una película de interés marcadamente varonil, la cinta exagera la importancia de la vida personal del doctor Omalu, dando un repaso por su gélido romance. La mujer en cuestión se ve inmiscuida en una insulsa persecución automovilística, en la que probablemente sea la peor secuencia de toda la cinta.

La verdad oculta fracasa rotundamente como thriller, intenta crear tensión pero solo obtiene escenas anodinas. Pudo ser al menos un drama deportivo medianamente entretenido, pero la vida familiar del doctor Omalu resulta tan escasamente interesante como ver al personaje que interpeteta Will Smith rompiendo los revestimientos de tablaroca de una mansión que no estrenará. La película denuncia, pero lo hace sin contundencia, por lo que el alegato que plantea se pierde en su tibieza.

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