Hace muchos años, el cineasta de origen irlandés Neil Jordan apuntaba para ser uno de los directores europeos independientes más importantes de su generación. Lo cierto es que se perdió en el camino. La variedad de temas que abarcaba su filmografía iban desde la comedia de identidad de género, Desayuno en Plutón (Breakfast on Pluto, 2005), hasta el drama político en Juego de lágrimas (The crying game, 1992). No obstante, sus películas más conocidas forman parte del extenso subgénero del cine de vampiros: Byzantium (2012), además de la icónica Entrevista con el vampiro (Interview with the vampire, 1994), exitosa adaptación de la serie de novelas de Anne Rice.
Enfrascado en una serie de proyectos televisivos desde hace seis años, Jordan decidió volver a la pantalla grande con un guion coescrito por él mismo y Ray Wright. El resultado de esta colaboración es La viuda (Greta, 2018). Éste es un thriller que se estrenó hace un par de meses en Estados Unidos, con un saldo poco favorable en taquilla y que a México llega por cortesía de la distribuidora Diamond Films.
Aunque fue filmada enteramente en Irlanda, la historia transcurre en la ciudad de Nueva York. Un elegante bolso olvidado en el metro, lleva a la ingenua Frances a la casa que habita una solitaria mujer llamada Greta. Las necesidades afectivas de la mujeres (la joven recientemente perdió a su madre y Greta es viuda, con su única hija viviendo en el extranjero), rápidamente crean un estrecho vínculo entre ambas. Sin embargo, un acontecimiento fortuito las alejará. Justo en ese momento, comienza un acoso que tomará proporciones descabelladas antes de que la película llegue a una resolución extraña pero predecible.
Aunque formalmente funciona como un esquemático thriller de acosador y acosado al estilo de Mujer soltera busca (Single white female, 1992), lo cierto es que es más bien una película que habla sobre la soledad y la manera en que cada uno de los personajes la enfrenta. Esto pudo haber resultado mejor si se hubiera hecho en un tono más parecido al de la cinta francesa El ensayo (La répétition, 2001). Desafortunadamente los personajes de Jordan están pobremente delineados y eso provoca que buena parte de las decisiones que toman a lo largo de la trama se sientan forzadas o de plano ridículas
La película tiene un par de destellos interesantes, como en el momento en que Frances hace un escalofriante descubrimiento o los primeros minutos en pantalla de Greta. Pero el desempeño final de las actrices protagonistas se puede calificar de decepcionante, aunque hay que aclarar que buena parte de la culpa se le puede achacar a la pobreza del guion. A pesar de buscar papeles interesantes Chloë Grace Moretz parece estar encasillada en el rol de joven ingenua, algo que no podrá seguir haciendo por mucho tiempo. Mientras que Isabelle Huppert, una de las mejores actrices contemporáneas, alcanza niveles caricaturescos al interpretar a un personaje que está loco de remate.
El relato avanza a trompicones debido a un guion que resulta demasiado tramposo como para tomarlo con seriedad. Está muy lejos de ser una obra memorable, pero al menos se agradece que el cineasta irlandés ofrezca un peculiar punto de vista sobre el acoso femenino y que, al mismo tiempo intente algo diferente a lo que ha mostrado en su extensa filmografía. Pero no hay mucho más que agregar, tristemente, parece ser que Neil Jordan será recordado solo por sus películas de vampiros.