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Labios rojos en el GIFF

Omar Arriaga Garcés / Guanajuato

La comedia Labios rojos, protagonizada por Silvia Navarro y Jorge Salinas, sobre los altibajos de un matrimonio enfrentado a las típicas contrariedades de la vida de la Ciudad de México, fue el plato fuerte del segundo día del antes Festival de Cine Expresión en corto, ahora rebautizado como Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF, por sus siglas en inglés), nombre mediante el que se busca expandir el mercado para el cine mexicano en el extranjero.

La cinta se estrena simultáneamente el 7 de octubre tanto en México como en Estados Unidos, lo que tiene feliz a su director, Rafael Lara, quien presagia mucho éxito: “La buena comedia debe en realidad ser muy seria, hacer reflexionar y poner una sonrisa nerviosa en los espectadores. Si contara antes el argumento seguramente dirían ¿dónde está lo divertido?, porque un problema de disfunción eréctil que puede terminar con una familia, no es asunto de risa”.

Preguntado al término de la première, que hizo reír por espacio de hora y media al público con un guión ágil, lleno de suspicacias eróticas y escenas en que se satiriza la violencia por la que atraviesa el país, Lara apuntó que el tema es ya insoslayable, “hay diferentes formas de abordar la violencia, que nuestro queridísimo presidente nos ha heredado: hace una década, por ejemplo, la crisis era la preocupación general, y ahora es la inseguridad… Lo que yo tengo que decirle al público está en la pantalla”, añadió.

Al respecto, la actriz Silvia Navarro, que interpreta a una ama de casa invadida por los celos por su relación en declive, mencionó que los personajes de la historia tienen un poco de esa esquizofrenia que caracteriza a la realidad mexicana. Si bien no se siente identificada con Blanca, su personaje, comentó que “hacer comedias me da mucho placer”.

Finalmente Jorge Aguirre, productor de este filme independiente “de gran formato, hecho a la antigua”, cuyo presupuesto fue de 25 millones de pesos y que no tuvo apoyo de instancias federales, pero sí de algunas otras empresas que prestaron las cámaras para que el proyecto se terminara, agregó que la llave a un  buen proyecto “es, sin duda, un buen guión; tan es así que Jorge Salinas se lo echó en el baño. Por ello buscamos un título que se vinculara con el tema sexual, pero que no se relacionara con el problema de la familia”.

La inauguración del GIFF en Guanajuato capital, tras cinco días de actividades en San Miguel Allende, fue realizada el 27 de julio por la directora del evento Sarah Hoch acompañada de Whan-bok Cho, embajador del país invitado al festival, Corea.

También sobresalieron el homenaje nacional a Jorge Negrete y la proyección de Miss bala, de Gerardo Naranjo, película seleccionada para el Festival de Cannes, Francia; a la espera del magno homenaje y la conferencia magistral que impartirá el cineasta coreano Bong Joon-Ho Bong, director de cintas como Mother, Tokyo!, o Barking dogs never bite.

Hacer cine en México

Inconvenientes organizativos que frenan la progresión del cine mexicano, fueron señalados por los realizadores de Labios rojos tras su première en el GIFF.

Entre dichos señalamientos, destacaron dos: la falta de apoyo y la limitación que los dueños de salas, con parámetros de filmes hollywoodenses, imponen al cine mexicano en detrimento de su calidad.

Jorge Aguirre contó que cuando se trae un guión en la mano nadie apoya: “los fondos federales son difíciles de conseguir, sin que se sepa porqué los proyectos son rechazados, sólo cuando las películas han sido terminadas todos quieren sumarse”. Además, adujo que las exigencias de los exhibidores limitan la calidad del cine.

“El gran problema es la taquilla. Los cineastas mexicanos tenemos tres días, un fin de semana para convencer a los exhibidores de dejar más tiempo las películas”, intervino el director Rafael Lara, que puso como ejemplo la propia Labios rojos, cuyo estreno al público tendrá lugar el 7 de octubre, a pesar de que la cinta se filmó en 2007.

“Antes lo difícil era hacer una película, ahora es más complicado llegar a la pantalla. Hay un exceso de producciones que no cumplen los estándares de calidad y no recuperan la inversión”.

Sobre el subsidio gubernamental a la cinematografía, la llamada Ley 2-26, comentó que los cineastas la estaban matando al malgastar recursos por obtener algo de dinero sin importar si la película funciona.

“He visto filmes con ínfima producción que se llevan los impuestos de la gente; mejor sería invertir en educación o salud porque no entregamos las mejores cuentas”, lo que complementó afirmando que el cine, sea o no comercial, debe ser de calidad.

Respecto a la posibilidad de difundir las cintas mexicanas en la red, su postura fue clara: “El tiempo del cine es para el cine, y tiene que respetarse”. Finalmente, pareció reivindicar: “Internet es una ventana y no podemos dejarla de lado. Hay que detonar las redes sociales.

Fotografías de Lorena Ruiz.

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