Revés Online

Lo que el FICM se llevó

Muchos sentirán alivio porque el Festival Internacional de Cine de Morelia terminó, basta de calles cerradas, tráfico, hipsters, fiestas a las que les niegan la entrada y todas esas cosas que la gente aborrece, pero la verdad es que para muchos también nos queda una especie de vacío existencial (exagero, lo sé) porque durante estos días pudimos ver cintas que difícilmente llegarán a la cartelera moreliana.

Por Alejandra Quintero

A pesar de que en general la gente y la prensa sintió esta edición del festival un tanto desangelada, con menos alfombras rojas, menos eventos, menos invitados especiales, una competencia de largo mexicano bastante dispareja y por momentos aburrida, si en algo nunca falla es en la selección de la Semana de la Crítica, sección paralela del Festival Internacional de Cine de Cannes donde se muestran trabajos de nuevos directores en sus primeras y segundas obras. Aquí lo que pude ver:

The Tribe, de Myroslav Slaboshpytskiy

Esta ópera prima del ucraniano fue la gran triunfadora en la Semana de la Crítica, y no es para menos. Se trata de la historia de un grupo de jóvenes sordomudos  en un internado que sobreviven de manera cruda a una realidad alejada de la atención de los profesores y ausente totalmente de la presencia de los padres. Durante 130 minutos y sin un solo diálogo vemos pasar imágenes violentas, crudas, revueltas en la historia del protagonista, Sergey, quien a lo largo de la cinta sufre una transformación pavorosa de ser el nuevo, el chíco tímido, a ganarse un status como golpeador en esa tribu de adolescentes furiosos con el mundo y que lo lleva a acercarse a Ana; la novia del joven líder, de quien termina enamorándose perdidamente.

Con una producción impecable, el director hace un trabajo extraordinario con este grupo de muchachos realmente sordomudos y sin ninguna experiencia en la actuación, salidos todos de un casting exhaustivo. Prostitución, robos, violencia, indolencia, es lo que se muestra a través de sus escenas hiperrealistas en medio de una pequeña ciudad fría y alejada de las grandes civilizaciones. Seguramente esta cinta no llegará a las salas de cine de la ciudad, pero en el formato en que la encuentren, no duden en verla.

 

It follows, de David Robert Mitchell

La verdad es que no se sabía bien a bien qué esperar de esta cinta, solo que se trata del debut del director en el género del terror y que era una historia de adolescentes. Lo que vemos en pantalla es la historia de Jay, una adolescente guapa que tiene relaciones con un chico que apenas conoce y quien la sumerge en su peor pesadilla, porque al parecer, de esa manera le ha transmitido un espíritu que la seguirá hasta matarla.

Tiene un terror particular que se conforma de primeros planos que provocan al espectador esa angustia psicológica que te hace brincar del asiento más de una vez, uno de los aciertos es la ausencia total de escenas cargadas de violencia y sangre, la mayoría son tomas cerradas, parcialmente oscuras de un suburbio cualquiera de los Estados Unidos, que logran adentrarte en esa travesía de un grupo de chicos que buscan ayudar a su amiga.

Por supuesto que no se salva de los clichés del cine americano de terror, como el que se trate de un grupo de jóvenes solos, que tienen a su disposición todo para escapar incluso varios días de casa. Una producción muy buena que al final no nos deja claro de qué se trata esta maldición o cómo inicia, pero que hace un guiño a lo terrible que puede ser el sexo casual, ¿ven? Les pueden pegar… un espíritu. Eso me recuerda a unos compañeros de prensa que al terminar la función les preguntaban ¿de qué se trataba la cinta? y ellos irremediablemente dijeron: «de terror sexual».

Hope, de Boris Lojkine

Esta cinta se llevó el premio al mejor guión y es una road movie que… ¡ah! Esta ya la reseñamos, chequen aquí.

Cannes en Morelia

Bueno, en realidad no solo es la Semana de la Crítica la presente en el festival, todo Cannes año con año se hace presente en las exhibiciones fuera de competencia.

 

The Wonders, de Alice Rohrwacher

La directora italiana llegó al Festival Internacional de Cine de Morelia a presentar la cinta con la que se llevó el Gran Premio del Jurado en la Competencia Oficial del Festival de Cine de Cannes. Una película que cuenta la historia de una familia apicultora que vive en medio de la nada; se centra en la relación del padre con la mayor de las cuatro hijas, a quien lo único que le importa es complacerlo realizando todos los trabajos que él le encarga, mismo que esconde a través del trato duro, la frustración por no haber podido criar a un varón.

Gelsomina, la hija mayor, es la encargada de ayudar al padre a recolectar abejas y miel, así como poner orden en su pequeña fábrica donde las hermanas menores le ayudan a envasarla. Pero en medio de ese negocio que parece no ser fructífero, la llegada de un chico ex convicto cambia la vida de todos, además de un encuentro fortuito con la grabación de un programa de TV, cuyo propósito es premiar a una de las familias trabajadoras del pueblo a través de un concurso conducido por Monica Belucci, quien representa el ideal de la belleza y el éxito tan lejano para ellos.

Una película sobria pero con varios significados personales, según declaró en la presentación la propia directora, sin convertir el filme en algo autobiográfico. Grabada en su mayoría en espacios abiertos y con luz natural, esta historia va atrapando al espectador.

Leviathan, de Oleg Negin y Andrey Zvyagintsev

Esta cinta es la versión actualizada de la historia de Job, un personaje bíblico que sobrevivió a las pruebas del diablo, consentidas por Dios, para hacer más grande y fuerte su fe. Es la historia de Nikolai, un hombre a quien le han sido expropiados su casa y terreno por el capricho del corrupto alcalde de la comunidad, sin muchas esperanzas pero luchando contra el monstruo representado por la burocracia del gobierno, le pide ayuda a su amigo de la juventud, un abogado que hará que al final su presencia resulte contraproducente.

El filme ganó el premio al Mejor Guión dentro de la competencia oficial del Festival Internacional de Cannes, pero lo que resalta sobremanera es la fotografía realizada por Mikhail Krichman, quien nos muestra paisajes congelados llenos de poesía, la soledad del esqueleto de una ballena al pie del mar frío, acantilados impresionantes que representan lo agitado de las almas de los personajes, una casa siendo demolida como símbolo del derrumbe de la vida de los mismos, es una película que bien podría representar el retrato de cualquier sociedad en el mundo, envilecida por gobiernos corruptos, gigantes comiéndose pequeños y humildes pueblos para la construcción de edificios lujosos e innecesarios.

 

Timbuktu, de Abderrahmane Sissako

Esta película obtuvo el Premio del Jurado Ecuménico en la pasada edición del Festival de Cannes, una cinta desgarradora por el entorno en que se va desarrollando, un pueblo oprimido por leyes ridículas que sin embargo no pueden dejar de acatarse, un pueblo que vive encerrado en su propio territorio bajo el yugo de los fundamentalistas islámicos.

Algo que para muchos podría tratarse de una perturbadora ficción, sin embargo, se trata del retrato de una realidad que apenas alcanzamos a atisbar a través de las noticias en la TV o en los periódicos. Esta producción impecable en medio de un escenario impresionante como es el desierto, nos acerca a un estilo de vida simple y a la vez siempre al borde de la tragedia, de la muerte incomprensible, no solo física, sino interior, alejados de cualquier cosa que su alma disfrute. Una de las escenas más estremecedoras es la de una pareja de jóvenes apedreados a la vista de todos, la cual por cierto está basada en un hecho real ocurrido en el 2012 en Aguelhok, al norte de Malí.

Salir de la versión móvil