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Lolo, el hijo de mi novia: crítica

Aunque es más conocida su faceta como actriz, la parisina Julie Delpy es también una consumada guionista y directora de cine con una marcada preferencia por la comedia. Lolo, el hijo de mi novia (Lolo, 2015) es ya el sexto largometraje que escribe, dirige y actúa la talentosa rubia. En su intento por internacionalizarse y buscar nuevos desafíos, Delpy ha hecho varias incursiones en Estados Unidos, país donde reside actualmente, ejemplo de ello es su película previa Dos días en Nueva York (2 Days in New York, 2012), en la cual compartió créditos con el comediante Chris Rock. Su más reciente obra se estrenó en las salas francesas desde octubre del año pasado con casi un millón de entradas vendidas, en lo que representa su mayor éxito taquillero como directora.

A pesar del título, la historia se centra en Violette (la propia Julie Delpy), una mujer cuarentona y soltera, dedicada al sofisticado mundo de la moda y que vive en París. Durante una corta estancia en un balneario de la provincia francesa conoce a Jean-René, un maduro técnico informático, ingenuo y soltero, con quien inicia un apasionado romance que no encontrará ningún obstáculo hasta que aparezca en escena Lolo, el mimado y sociópata hijo de Violette, quien hará todo lo posible para separarlos.

Aunque es una comedia ligera, Delpy asegura que se inspiró en un tema serio, las madres sobreprotectoras que ofrecen tanto a sus hijos que terminan convirtiéndolos en personas antipáticas, dependientes e incapaces de identificarse con los sentimientos y el dolor de los demás. Ella misma se considera una madre protectora, aunque asegura que su retoño es todo lo contrario al personaje que da título a la película.

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Es muy difícil justificar las acciones del hijo manipulador y egocentrista, sin embargo, es el cariño mal encauzado de la madre el que termina convirtiéndolo en un ente monstruoso, al más puro estilo de los psicópatas clásicos del cine. En este sentido, es interesante hacer notar que la película a pesar de su tono humorístico, está construida a la manera de un thriller, con algunos elementos básicos: una pareja que se conoce por casualidad, que se ve irremediablemente unida a un personaje de apariencia inocente que busca hacer daño de una manera metódica y persistente.

Y aunque no es presentado de una manera novedosa, el desequilibrio es una parte importante de esta comedia. El profesionista exitoso y gran amante, pero a la vez tímido y pueblerino (muy buena la escena en donde habla de la torre Eiffel vista desde su departamento), contrasta con la mujer de apariencia segura y cosmopolita pero hipocondríaca e incapaz de mantener una relación. Además de la propia Delpy, el reparto lo complementan Dany Boon y el joven Vincent Lacoste como el insufrible Lolo. Es para destacarse lo de Karin Viard, como la amiga madura y sedienta de sexo quien ofrece algunas de las escenas más humorísticas de la cinta.

Lo nuevo de Julie Delpy cumple en tanto a risas y entretenimiento, pero es posible que se sientan un poco decepcionados quienes busquen algo más que una comedia ligera. Un poco más de humor incómodo no le hubiera venido mal, pero aun así, el talento natural de la actriz, guionista y directora francesa es suficiente para hacer llevadera esta historia que en otras manos podría haber sido un completo desastre.

 

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