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Los canallas, crítica

Después de vivir la jornada cinematográfica más intensa de la ciudad, al finalizar el FICM hay que volver la vista a la programación comercial, que en esta ocasión nos sorprendió con la inclusión del nuevo trabajo de Claire Denis, Los canallas (Les salauds, 2013).

Por Armando Casimiro Guzmán

Se trata del opus doce de la prolífica cineasta francesa, la película formó parte de la sección Un certain regard en la edición 2013 del Festival de Cannes y ya desde junio inició su recorrido por los circuitos de arte de la República Mexicana.

Los canallas (cuya traducción más aproximada tiene un significado mucho más fuerte), nos presenta a Marco, un agitado capitán de barco, que debe volver apresuradamente a París después de enterarse del funesto suicidio de su cuñado. La desesperada situación de abuso que vive su sobrina, la precaria situación financiera de la empresa familiar así como el misterioso papel que desempeña un adinerado anciano en las tragedias de su parentela, obligarán al marinero a quedarse en tierra para enfrentar los problemas de una estirpe que parece maldita.

Claire Denis, junto a su guionista de cabecera Jean-Pol Fargeau, coescribió esta historia seguramente basándose en la novela de William Faulkner, Santuario (de la cual existe una muy buena edición en Alfaguara), obra con la que la cinta comparte algunos aspectos característicos, como una narrativa inicial densa y errática, cuyos misterios e inconexiones comienzan a aclararse conforme avanzamos hacia el inexorable final.

También, al igual que el texto de Faulkner y haciendo justicia a su nombre, el filme de Denis nos ofrece una serie de personajes miserables y antipáticos: la amante interesada, el anciano impotente (y aun así violador), la hermana encubridora, la sobrina con serios problemas psiquiátricos y el marinero vengativo pero ingenuo.

El uso sombrío de la fotografía digital y la cámara que persigue a los actores son algunos de los aspectos que le dan estilo a este peculiar thriller, cargado de ambigüedades y zonas de sombra, en el que destaca el trabajo del impaciente Vincent Lindon, así como la siempre bella y cumplidora Chiara Mastroianni.

Al hablar de Claire Denis es imposible no hacer mención de algunas de sus notables cintas previas, como el drama post colonial Una mujer en África (White material, 2009), el conflicto familiar en 35 Rhums (2008), el filme de horror Sangre caníbal (Trouble every day, 2001), aunque mi favorita sigue siendo Buen trabajo (Beau travail, 1999), un extraordinario drama ambientado en un lejano puesto de la Legión Extranjera, con un imperdible número de baile cerca de los créditos finales.

El tono sombrío y perturbador, así como una narrativa que es por momentos no solo inconexa sino desconcertante, hacen de Los canallas una película que puede resultar difícil de seguir para los impacientes o para quienes desconozcan la filmografía previa de la realizadora francesa. En cambio, el espectador dispuesto encontrará un drama aterrador, un trabajo denso pero digno de verse en la pantalla grande.

 

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