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Los Muertos, espejo de yupies

Después de seis días de actividades llegó a su fin la sección de películas mexicanas en competencia, la última tanda inició con Los muertos, segundo largometraje de Santiago Mohar Volkow, luego de que su ópera prima pasó desapercibida cuando vio la luz hace un par de años.

Santiago Mohar y Florencia Ríos

Por Armando Casimiro Guzmán

El festival moreliano sirvió de marco para la presentación oficial de una cinta que aun no conoce su destino, no se sabe si seguirá un camino en festivales o iniciará un camino comercial (algo que sinceramente se ve muy difícil). Con guion de su autoría, Santiago Mohar, nos cuenta las andanzas de un grupo de jóvenes adinerados que pasan su tiempo en fiestas, bebiendo y drogándose en las mansiones de sus amigos, sin importarles lo que sucede a su alrededor ni las consecuencias que puedan tener sus acciones. “El título hace referencia a las personas que mueren dentro de la película, pero al mismo tiempo se relaciona con la insensibilidad que tienen los personajes respecto al entorno en que viven”, dijo el director.

Al hablar sobre el origen del libreto, Mohar Volkow contó que pasó mucho tiempo viviendo fuera del país, específicamente en España, donde cursó sus estudios de cine. Cada vez que venía de visita a México se encontraba con una escalada de violencia, situaciones difíciles, que con el tiempo lo fueron insensibilizando. De ahí partió la idea de hacer un guion con personajes que no resultaran agradables para el espectador (al menos hay que reconocer que esa parte efectivamente la logra).

Imágenes: Cortesía FICM

Al hablar de sus personajes, Mohar Volkow los describe como “encerrados en su mundo, en una jaula, ignorantes de lo que sucede en el exterior”. Para representarlos eligió a un grupo de amigos e incluso algunos familiares (su propia madre aparece en algunas escenas), en parte por afinidad y en parte para abaratar los costos de producción.

Curiosamente el director comentó que la música, compuesta por Diego Lozano, una especie de melodías mexicanas con arreglos de cuerdas y sintetizadores, fue la guía para ir elaborando la narrativa del filme, que comienza con un exceso de sonidos que se van diluyendo conforme avanza el metraje hasta concluir con un silencio casi total.

Los muertos es una de esas raras películas que generan un consenso casi general, ya que a nadie parece haberle gustado tras su exhibición en la función de prensa. Seguramente requirió un gran esfuerzo levantar un proyecto de estas características, pero la metáfora que plantea el joven director no parece funcionar en ningún momento; ya veremos si en el camino encuentra su público.

 

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