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Manto de gemas cierra la competencia del FICM

Manto de gemas cierra la competencia del FICM

Manto de gemas cierra la competencia del FICM

La sección de largometrajes mexicanos del FICM cerró la tarde del jueves con la exhibición de Manto de gemas (2022), ópera prima de Natalia López Gallardo. Ésta era una de las más esperadas de la competencia, debido a que fue premiada con el Premio Especial del Jurado en Berlín. La cineasta nacida en Bolivia, nacionalizada mexicana, no es una desconocida para los seguidores del cine nacional, ya tiene una larga trayectoria en el ramo de la edición y protagonizó junto a su pareja Carlos Reygadas, Nuestro tiempo (2018), una de las ficciones menos valoradas de este director.

La película toca varios temas que han predominado en las últimas ediciones del FICM: el narcotráfico, la violencia contra las mujeres, la desaparición de personas y la corrupción generalizada. El guion de la propia directora une las vidas de tres mujeres en un ambiente rural: una mujer proveniente de una familia adinerada que está enfrentando un divorcio, una trabajadora doméstica cuya hermana ha desaparecido y una policía cuyo hijo coquetea con el grupo criminal que domina la región.

Casi desde un inicio asistimos a una búsqueda nocturna, una mujer ha desaparecido y se sospecha de un taxista, su novio. La hermana de la mujer, María (Antonia Olivares), trabaja cuidando a los hijos de Isabel (Nailea Norvind), una mujer recién llegada de la ciudad, quien intenta ayudar, pero antes debe lidiar con una serie de situaciones que la consumen. La búsqueda al final rinde frutos, pero no gracias a la investigación concienzuda, sino a la clarividencia.

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Desde las primeras escenas se nos sugiere el camino que seguirá la película: una cámara desenfocada que va aclarando paulatinamente la imagen mientras el sonido de ambiente se incrementa, por otra parte vemos una pareja que discute, a través de un cristal, no podemos escuchar lo que dicen pero el disgusto es evidente. Estas son constantes que se repiten a lo largo del metraje, las escenas desenfocadas sirven de puente entre diferentes situaciones mientras que a los personajes los escuchamos, pero casi nunca vemos sus rostros cuando hablan.

La empatía es vista como un peligro, incluso la empleada de Isabel le sugiere que es mejor dejar las cosas como están. El resistirse, como lo comprueba la mujer policía, solo produce más muertos. Aunque en un primer momento parece estar fuera de la narrativa principal, la escena final nos sugiere de que va la película: un hombre en llamas que se agita hasta caer mientras una docena de personas se encuentran inmóviles a su alrededor. La indiferencia de los espectadores ante la violencia, la parálisis ante la tragedia de los demás, es un reflejo de lo que vivimos como sociedad.

La producción argentino-mexicana y eso resulta evidente debido a la elección de algunos actores. Sin embargo, la presentación de la familia argentina parece salir sobrando en la narrativa y es uno de sus puntos flacos. Por otra parte, algunas de las principales quejas que se escucharon en la sala abarrotada donde se presentó, hacían referencia a su estilo evasivo y poco directo. Sin embargo, Manto de gemas es capaz de transmitir su mensaje, sin abusar de obviedades y dejando cuestiones sin responder. “No es fácil, solo déjense llevar”, es el consejo que dio Natalia López, una cineasta a la que hay que seguir.

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