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Mars Express. Neo noir en el planeta rojo

Mars Express

Desde hace unos días está en salas semivacías el largometraje francés Mars Express (2023). Este neo-noir de animación se presentó (fuera de competencia) hace más de un año y medio en el Festival de Cannes, pero recién ahora llega a las pantallas mexicanas gracias a la distribuidora Zima Entertaiment.

El origen de Mars Express fue un tanto casual. Los guionistas y animadores Jérémie Périn y Laurent Sarfati habían trabajado juntos en la adaptación televisiva del exitoso cómic francés Lastman. En un primer momento, la idea de los productores era llevar dicha animación al cine, sin embargo, Périn y Sarfati ofrecieron crear una nueva animación de ciencia ficción. La idea prosperó y después de conseguir el financiamiento necesario, llegó Mars Express.

Ambientada en Marte en el siglo XXIII, la película gira en torno a la detective Aline Ruby, quien trabaja en pareja con el androide Carlos. La captura de una hacker y la desaparición de una joven estudiante de cibernética, ponen al descubierto una vasta operación de corporaciones comerciales para deshacerse de los robots, con la intención de sustituirlos por una nueva gama de servidores conocidos como “orgánicos”.

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El Marte de la animación francesa, con su capital Noctis, es una colonia que ha sido terraformada con un domo, es decir, hecha a la manera de la Tierra para satisfacer tanto las necesidades humanas, como la avaricia de las grandes corporaciones. Es evidente que la colonia guarda en su interior evidencias de sus austeros inicios y que con el tiempo ha desarrollado sus propios vicios: enloquecidos robots liberados, “granjas de cerebros”, en donde los estudiantes alquilan sus capacidades para ganar un dinero extra y burdeles en donde los androides ofrecen sus servicios al mejor postor.

Jérémie Périn no presume de originalidad, de hecho en todo momento ha reconocido sus influencias (muy notorias, por cierto), entre las que se encuentran Ghost in the shell, RoboCop y 2001, Odisea del espacio. Pero en el resultado final ha logrado crear un mundo y unos personajes memorables, además con una animación de gran calidad.

Aline Ruby (con voz de la actriz Léa Drucker) es una detective alcohólica, poco idealista, pero práctica y sagaz. Mientras que su compañero Carlos es un “respaldo”. Es decir, un androide que sirve de receptáculo a la conciencia de una persona fallecida. La versión orgánica de Carlos ha muerto cinco años marcianos atrás en una incursión policiaca, lo que vemos ahora, es la versión virtual de un tipo violento que no soporta que su exesposa e hija rehicieran su vida.

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Si bien la parte de la ciencia ficción dura deja huecos importantes (no hay más que darle una hojeada al genial ensayo de José Felipe Coria, Cae la Luna: La invasión de Marte), lo cierto es que la película apunta en otra dirección, menos física y más trascendental, más cercana al ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick. Cuando los robots deciden (marchando trágicamente por las calles de la capital marciana para descargar su información en bases de almacenamiento dentro de naves que los llevarán a un lugar desconocido), que no son los rechazados, sino son ellos quienes han decidido abandonar a la humanidad, ponen en entredicho el valor y el significado de ser humano.

Mars Express durará muy poco en la pantalla grande, aunque al momento de escribir estas líneas no se ha hecho oficial, se dice que el My French Film Festival la incluirá en su programación, pero difícilmente estará disponible en México debido a los derechos de distribución. Sin embargo, seguramente en las próximas semanas la distribuidora Zima la pondrá a disposición en plataformas.

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