Por Omar Arriaga
Dice el proverbio cinéfilo que segundas partes nunca fueron buenas, y en el caso de Machete kills, de Robert Rodríguez, secuela de –adivinaron– Machete, el refrán se cumple a cabalidad.
Luego de realizar una breve encuesta entre quienes vieron la cinta, en una escala del uno al diez, 6.5 fue el promedio obtenido. En una película como ésta, muy al estilo de Rodríguez –pero hollywoodescamente al cuadrado, con sables de luz jedi, ringtones con el tema de El mariachi, amazonas-prostitutas-sicarias, xenófobos gringos, abducciones, referencias a cómics y sus villanos, fatalities de Mortal Kombat, eugenesia y demás delicias de la cultura popular, como el fenómeno del narco–, es difícil esperar buenas actuaciones; no obstante, cuando uno mira el reparto y encuentra nombres como el de Demián Bichir o Antonio Banderas cabría pensar otra cosa.
Y es justamente Bichir el que más queda a deber. Marcos “El Loco” Méndez, al cual interpreta el actor mexicano, acompaña durante un buen trecho del filme a Danny Trejo (Machete), como un narcotraficante con psicosis al que le da por volverse a ratos un líder revolucionario que busca la emancipación de México; patología surgida a raíz, según dice el mismo, del “sistema” de corruptos en el que todos estamos inmersos; una presencia mal dibujada que no llena las expectativas.
La trama, como también es de esperar, bajo una forma de thriller de acción, está repleta de veloces secuencias en las que no acaba de terminar algo cuando ya está ocurriendo otra cosa. Son notables las múltiples parodias y los homenajes de Rodríguez a figuras del cine mexicano como Julio Alemán –interpretando a “Alex Dínamo”, en Operación bikini– o El Hijo del Santo –en cintas como aquella en que combate contra el Doctor Muerte–, personajes que ironizan el estereotipo gringo de James Bond.
Pero, ¿cómo inicia todo? Cuando Jessica Alba, novia de Machete en la cinta, es ultimada y el propio Machete está por ser ahorcado. De pronto, una llamada de Charlie Sheen, el presidente de los Estados Unidos (así como en el partido que jugaron los gringos contra Panamá) salva al mexicano, en una pintoresca escena tras la que el mandatario estadounidense le encarga al asesino una misión, cuyo pago será naturalizarlo ciudadano americano. Puro American way of life.
Como en las cintas mexicanas arriba descritas, Machete debe trasladarse a Acapulco, desde donde los descabezamientos están a la orden del día. Por una recompensa de varios millones dólares, nuestro personaje será perseguido durante buena parte del filme por el “Camaleón”, un sicario que cambia de aspecto a placer, y que interpretarán en distintos momentos Cuba Gooding Jr., Lady Gaga o el propio Antonio Banderas. Otros actores que participan en la película son Mel Gibson (casi como Mel Gibson) y Michelle Rodríguez.
Llegar a la frontera, que no se acabe el mundo, que no se lancen los misiles o que la mariguana se legalice en 48 estados de la Unión, son algunos de los motivos que dan forma al más reciente trabajo de Robert Rodriguez, pero no el último, pues aunque “Machete no tuitea… Machete no bromea… o Machete no envía mensajes de texto…”, el héroe de esta sangrienta saga promete regresar, desde el espacio exterior. A ver quién lo aguanta.