Cerca de finalizar el año son pocos los estrenos interesantes que llegan a la cartelera, entre esos contados se encuentra Party Girl (2014), película francesa escrita y dirigida por el trío conformado por la guionista Marie Amachoukeli-Barsacq, la editora Claire Burger y el actor Samuel Theis.
Por Armando Casimiro Guzmán
La cinta se estrenó en la más reciente edición del Festival de Cannes en la sección Un Certain Regard, en donde se hizo acreedora al premio que se otorga a Mejor reparto y por si fuera poco obtuvo la Cámara de Oro, premio que reciben las mejores óperas primas presentadas en el certamen.
Angélique trabaja en un cabaret (léase table dance) invitando a los parroquianos a consumir alcohol, pero el tiempo no juega a su favor, tiene sesenta años y de vez en cuando debe soportar la humillación de algunos clientes quienes la toman por prostituta o de plano se burlan de su notoria vejez. Es por ello que la repentina propuesta matrimonial de uno de sus más asiduos visitantes, un bonachón minero retirado, parece como caída del cielo.
Ante la inminencia de la boda, la inquieta Angélique decide reunir a todos sus hijos, quienes la animan para que por fin siente cabeza, pero… ¿será posible que pueda cambiar toda una vida de fiestas nocturnas y borracheras por una tranquila rutina hogareña?
Pero para entender mejor el temple de Party Girl, hay que destacar que Samuel Theis (uno de los tres que escriben y dirigen, aunque en éste caso él también actúa), es hijo de Angélique Litzenburger, quien se interpreta a sí misma en el filme, pero no sólo eso, cada uno de sus hijos y nietos aparecen como actores representándose a sí mismos (incluso con sus nombres reales), en este catártico e intimista drama familiar.
Para realzar el tono casi documental del filme, la película se rodó con cámara en mano sin iluminación aparente, con planos tan cortos que en ocasiones parecen inconclusos. Pero el valor más importante de Party Girl es la utilización de actores no profesionales que representan de una manera auténtica y entrañable el drama de sus propias vidas (a diferencia de lo que pasa con muchas otras películas que utilizan el mismo recurso).
Otro punto para destacar de este trabajo es indudablemente su corta pero puntual selección musical, en la que destacan los temas de la cantante y compositora canadiense Chinawoman (seudónimo de Michelle Gurevich), sobre todo el tema que da nombre a la película y que aparece durante los créditos finales.
Se agradece que los creadores de Party Girl no hayan cedido a la tentación de caer en el melodrama desgarrador. De hecho, exponen de una manera muy sutil y entrañable el interior de este singular entramado familiar. La película se presenta en las Salas de Arte de Cinépolis y definitivamente es una gran alternativa comparándola con las aburridas megaproducciones que suelen inundar las pantallas en estas fechas.