Después de posponer su estreno en varias ocasiones (la última de ellas programada para noviembre del 2014), la distribuidora por fin decidió estrenar Pasión, un asesinato perfecto (Passion, 2012), largometraje número veintinueve que firma el veterano Brian De Palma.
Por Armando Casimiro Guzmán
El director estadounidense no rodaba una película desde el poco conocido drama sobre la ocupación estadounidense en Irak, Redacted (2007). En cambio, su más reciente producción hizo más ruido desde que extrañamente se ganó un lugar en la Selección Oficial del Festival de Venecia en el 2012.
Pasión, un asesinato perfecto es el remake o mejor dicho, la versión hollywoodense del filme francés Crime d’amour (2010), del cineasta galo Alain Corneau, quien por cierto falleció poco antes de que se estrenara en las salas de cine.
En la cinta se cuenta la tortuosa relación entre una alta ejecutiva de una agencia de publicidad y una de sus más talentosas empleadas. Lo que inicia como una relación de trabajo y admiración, debido a la ambición, en poco tiempo degenera en el plagio de ideas, la humillación pública y una espiral de violencia que puede incluso terminar con la vida de una de las mujeres.
El propio Brian De Palma no tiene empacho en reconocer que Pasión… es una película por encargo. Sin embargo, asegura que le gustó la historia y que desde el principio reconoció muchas oportunidades para mejorar el guion (él mismo se encargó de las modificaciones), y no solamente hacer una copia al carbón de la versión francesa.
Para interpretar a los personajes principales, que en la primera encarnaron la pareja de actrices Kristin Scott Thomas y Ludivine Sagnier, De Palma recurrió a Rachel McAdams, quien a pesar de sus intrascendentes inicios en el mundo de las comedias románticas poco a poco ha tomado papeles más arriesgados, con directores más interesantes, la rubia se complementa con la actriz sueca Noomi Rapace, quien se diera a conocer con la adaptación escandinava de la trilogía Millenium (Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire).
Si bien la premisa pudiera sonar de entrada interesante, se viene abajo cuando en vez de enfocarse en la complejo entramado psicológico que se forma entre las dos mujeres, muy al estilo de El ensayo (La répétition, 2001), la cinta se convierte en un enredoso e improbable thriller al que nada ayudan los múltiples recursos utilizados por el director: pantalla partida, cámara inclinada, tonalidades oscuras… y un fondo musical que suena desacorde y anticuado (deberíamos recalcar: marcadamente anticuado).
Resulta evidente que a pesar de su abundante filmografía, De Palma será recordado únicamente por un par de películas. Pasión, un asesinato perfecto está muy lejos de ser un cierre digno para un cineasta que se esfuerza por mantenerse vigente. Seguramente habrá peores cosas en la cartelera, pero ni aun así se antoja como una opción aceptable.