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Rally universitario

Por Omar Arriaga Garcés

Entre gritos y ovaciones del público, uno de los momentos más emotivos del Festival Internacional de Cine de Guanajuato tuvo verificación cuando acabó de proyectarse el cortometraje Yo primero, de Diego Sepúlveda (Universidad LAMAR, Guadalajara), favorito para llevarse el primer premio del Quinto Rally Universitario Expresión en Corto, en el que también hubo participación de la ciudad de las canteras rosas, gracias al Instituto Tecnológico de Monterrey, campus Morelia.

Paloma Woolrich y María del Carmen Farías fueron las encargadas de encarnar a un par de hermanas que pasan su vejez compitiendo entre sí por ver cuál de las dos es la primera: la consentida de su padre, la que más hijos tuvo, la que se casó primero, la que enviudó primero y, sí, la que morirá primero, ante lo cual emprenden una divertida carrera de relevos para corroborar quién será la primera en expirar. Tras la exhibición del corto (de una factura y narración impecables, que largamente aplaudido por la concurrencia), tanto Farías como Woolrich agradecieron al público.

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 “Sin el público no somos nada”, dijo la –literalmente– primera, en tanto Woolrich la secundaba indicando: “No somos nada solitos y lo importante es la película, el trabajo, eso es lo que queda, no andar de divas”.

Antes de Yo primero, ya habían sido proyectados los otros ocho trabajos (nueve en esta ocasión en vez de ocho, ya que el GIFF invitó a un equipo especial del país invitado al evento: Colombia, cuyo corto (Malas noticias, de Pedro Hernández, quien contó con apoyo de un grupo de soporte de su país y de México) rivalizará con el de la universidad proveniente de Guadalajara.

Éste  narró la historia de un hombre con un empleo poco convencional: entregar malas noticias, razón por la que en su muy difícil vida tiene que lidiar con capos, carniceros, choferes de microbús, señoras cuyas hijas han quedado encinta y otros tantos personajes furibundos que le persiguen para tratar de desfogar la impotencia ante las malas nuevas que reciben, pero claro, a ritmo de cumbia. Un corto protagonizado por Pascacio López, Alex Perea y Lilia Mendoza.

El tercer cortometraje en discordia, que tal vez pudiera entrar en la pugna por el primer sitio del rally, Diagnóstico, fue elaborado por el CUEC de la UNAM, de la Ciudad de México. Su realizadora, Ana Moreno, ofrece una historia en la que Ignacio Pérez (interpretado por Cristián Vázquez) va al médico ante unos extraños síntomas que éste le refiere al doctor: “la risa ya no me sale, todo me molesta, no tengo ganas de nada”, luego de lo cual el doctor (al revisar una radiografía y ver que tiene dañados un par de ventrículos) le diagnostica que tiene el corazón roto.

“Llore dos litros de lágrimas diariamente, utilice para ello las fotos que tenga… el perfume que ella olvidó en su casa servirá, huélalo; coma dos cápsulas de tiempo cada ocho horas durante el tiempo que sea necesario”, son algunas de las prescripciones que el galeno le receta antes de que el paciente, transcurrido algún tiempo, vaya hasta el baño a vomitar mariposas muertas, momento en el que queda curado.

El Tecnológico de Monterrey campus Morelia hizo una agradable propuesta con El librito rojo (de Amadeo López, protagonizada por Macarena Achaga y Andrés Montiel), en el que un misterioso hombre de traje negro lleva escritos los nombres de las personas que le circundan en una libreta, viendo cuánto le queda de vida a cada una de ellas. En caso de que se les haya acabado el crédito, el joven hombre procede a detener su tiempo.

            Completaron la proyección En silencio (de Attiana Merina), corto de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, del que lo más rescatable vino tras su término, cuando subió al escenario el actor Juan Luis Orendain a invitar al público a cultivar la palabra y a “nunca” dejarla perder; Juan con Miedo (dirigida por Ellen Hernández), de la Universidad Montemorelos, de Montemoralos, Nuevo León, cuyo trabajo era impecable pero hacia el final cae en un hoyo del que es imposible sacarlo. Igualmente, se exhibieron Los hombres en la cocina huelen a caca de cochina (de Alberto Amador), proveniente de la Universidad Norte de México, de Zacatecas; Noche de sepultura (de Sam Sicairos), de la Universidad La Salle Noroeste, de los Mochis, Sonora; y Aunque la muerte nos separe, de la Universidad de las Américas, de Puebla, Puebla.

Será casi seguro que los actores Lucía Carreras, Sergio Tovar Velarde y Sebastián Zurita, integrantes del jurado, elegirán de entre los primeros tres primeros cortos al ganador, luego de que el GIFF hiciera una preselección de 25 proyectos, de los 303 guiones que a lo largo del año recibieron desde 24 estados de la República Mexicana para que finalmente quedarán los ocho (más el invitado de Colombia) que están en competencia.

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