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Resumen final: lo mejor y lo no tan bueno del #15FICM

El Festival Internacional de Cine de Morelia llegó a sus 15 años consolidándose como la cita más importante con lo mejor del séptimo arte tanto nacional como internacional. No se puede negar que este evento ha rebasado a otros de su tipo por muchos factores, principalmente su programación, invitados especiales y una ciudad que se presta mucho para que todo se desarrolle en una misma área: el corazón de su centro histórico.

Sin embargo, como todo proyecto complejo, hay cosas que no le salen del todo bien y errores de raíz que aún no corrigen. Por ello, y ya para concluir con nuestra amplia cobertura del FICM, les dejamos una breve lista con lo mejor y lo no tan bueno de sus 15 años.

Lo mejor

  1. La programación. Una de las principales virtudes del FICM es la programación que incluye estrenos internacionales, lo mejor de festivales europeos, retrospectivas de cine mexicano y desde luego su sección competitiva. Hay quienes vieron más de 60 cintas y aún se quedaron con ganas de más.
  2. Invitados especiales. En 15 ediciones el FICM ha procurado tener invitados de lujo, pero no siempre lo logra. Esta vez, sin embargo, se lució con huéspedes como Béla Tarr, Alfonso Cuarón, Al Gore, Gael García Bernal, Diego Luna, El Buki, Christian Munguiu y desde luego su invitado más esperado a quien le dedicamos el siguiente punto:
  3. Guillermo del Toro. Ya sabíamos que es un tipazo, pero el Gordo ahora sí se pasó de buena onda, pues nunca se cansó de firmar autógrafos y tomarse selfies con las decenas de fans. Cuando el teatro Ocampo no fue suficiente para tantas personas que querían disfrutar de su master class, Del Toro abrió una segunda conferencia y se ganó el corazón de todos los morelianos.
  4. Sedes alternas. Otra de las virtudes del FICM ha sido sus funciones gratuitas en sedes como el Aula Mater, la Casa Natal de Morelia y la plaza Benito Juárez, donde se proyectó una película del Santo en 35 mm que prendió tanto al público que aplaudían al luchador cada vez que peleaba contra los malosos.
  5. El teatro Ocampo. Elegir el Ocampo fue un gran acierto del Festival, pues liberó la presión de boletos agotados en el Cinépolis centro y dio una nueva forma para disfrutar películas. Sin embargo, habría que preguntarle a las autoridades locales por qué este teatro sí se puede habilitar para el FICM y no para muchos grupos escénicos del estado a quien se les niega su uso o se les ponen rentas muy altas.
  6. Liberación de boletos. Antes de esta edición había un alto porcentaje de salas agotadas porque muchos de sus boletos estaban reservados para invitados especiales y prensa que luego ni acudían a las funciones. Para evitarlo, Cinépolis se puso las pilas y liberó esta clase de lugares una hora antes de cada película, con lo que más gente pudo entrar.

Lo no tan bueno

  1. Prensa VIP. En la ceremonia de clausura, Cuauhtémoc Cárdenas Batel agradeció a los medios de comunicación por su trabajo de cobertura, pero en la práctica el FICM no siempre trata bien a la prensa acreditada, sobre todo cuando se trata de medios michoacanos. Sigue existiendo un trato diferenciado para varias cosas como entrevistas exclusivas, acceso a ruedas de prensa en las salas de cine y funciones, invitaciones a cocteles, etc. Finalmente, los medios que más impactan entre el público de la ciudad son los locales, y eso es algo que en 15 años no ha entendido el FICM.
  2. Invitados VIP. Ocurre lo mismo con los invitados del festival: si vienen de otras ciudades como la CDMX se les trata mejor que si viven, por ejemplo, en Lázaro Cárdenas. ¿Asumen que por ser michoacanos tienen una casa en Morelia y no merecen hospedaje? Ojo con eso.
  3. Desorganización. De pronto cubrir una función con talento era caótico para la prensa: que si debían entrar por el pasillo principal, que mejor por la puerta de atrás, que los fotógrafos no se pongan en frente, que saquen sus fotos “de ladito”. Lo peor es que no había alguien que decidiera y a veces hasta los “cinepolitos” se sentían jefes y entorpecían nuestro trabajo.
  4. El nuevo Cinépolis no es incluyente. La remodelación del Cinépolis Centro quedó muy cool, pero hay algo que descuidaron: en las salas no hay asientos especiales para minusválidos, no hay rampas de acceso por la entrada principal y ahora los baños están en la segunda planta sin elevador de por medio. Nosotros preguntamos y nos dijeron que sí hay un baño abajo, pero lo cierto es que no tienen señalamientos; un tremendo tache para la Organización Ramírez.
  5. ¡Cuiden el patrimonio! No vamos a hacer un escándalo porque se hagan cocteles en sitios históricos como la Casa de la Cultura o el Conservatorio de las Rosas, pero si les van a prestar edificaciones tan bellas al menos tengan el tacto de contratar un servicio de limpieza y no dejar un desmadre como si se tratara de una fiesta de universitarios irresponsables. Este video lo dice todo.
  6. La selección mexicana. Quizá la caballada ande flaca, pero lo cierto que esta edición tuvo solo a siete películas mexicanas en competencia y ninguna nos dejó con el ojo cuadrado ni mucho menos. ¿De plano no había más? ¿Será verdaderamente una cuestión de pocas producciones en este 2017 o el FICM se puso más exclusivo?
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