Por Alejandro Ponce
La industria de Hollywood ha marcado un “abc” en la construcción del cine mundial; las películas y las historias que suelen atraparnos se conforman de fórmulas para cautivarnos. No es casualidad que cineastas mexicanos hayan encontrado los pasos a seguir para formar parte del aparato hollywoodense. Un Oscar se gana teniendo una fórmula y así lo han conseguido Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y el mismo Alfonso Cuarón. Roma, aunque es una producción mexicana (por cierto con mayor presupuesto que cualquier otra) apela a la manufactura hollywoodense, no hay detalles que se escapen, a nivel técnico se busca la perfección. Esa es la premisa y eso es lo que se ofrece: Una película bien hecha. Como si se tratara de una especie de estándares de producción “legitimados” y “avalados” por la academia, algo a lo que muy pocas películas mexicanas podrían aspirar.
Y bien, ahora diseccionemos la fórmula y sigámosla en sencillos pasos:
Paso 1: Posicione usted su nombre en la industria.
Paso 2: Apele a la emoción de su origen e idiosincrasia.
Paso 3: Haga un rodaje en blanco y negro y haga creer que la fotografía usted mismo.
Paso 4: Disfrácela de “cine de autor”.
Paso 5: Haga comentarios superficiales sobre la época que retrata.
Paso 6: Mueva usted mucho la cámara.
Paso 7: Consiga que los medios de comunicación la llamen “Obra maestra”.
La fórmula además tiene que contar con una estrategia para que el público la aclame y la reclame. Prueba de esto fue el revuelo que causó su no distribución en salas comerciales del país y en las cadenas de cines más importantes como Cinépolis y Cinemex. Un reclamo importante del consumidor del cine mexicano, pero que se debilita cuando no se trata de los cineastas que juegan con la industria.
Roma, la película más personal y autobiográfica del cineasta mexicano, no tiene secretos para el espectador, plano a plano se construye el intento de hacer una película entrañable bajo la idea de retratar la nostalgia. Puedes llegar a quererla porque tiene todos los elementos que se necesitan para entrar a tu corazón. Sin embargo una película bien hecha, no siempre es una buena película, aunque Roma podría tener un poco de las dos. Tampoco es casualidad que el filme ya cuente con 3 nominaciones a los globos de Oro y que se perfile como candidata a la competición por el Oscar, esta vez en la categoría de “Mejor película extranjera”, las fórmulas suelen conseguirlo.
El fenómeno Roma trasciende a la distribución convencional de las películas, su estreno en Netflix atiende a la necesidad de llegar a todos los públicos posibles y de reinventar la manera en la que consumimos cine. La fórmula sin secretos trasciende además al universo cinematográfico, no se puede hablar de Roma sin todo lo que sucede a su alrededor.