Tarde pero seguro. Hizo por fin su presentación en la cartelera nacional Saint Laurent (2014), sexto largometraje de ficción que dirige el nizardo Bertrand Bonello.
La película se suma a otro par de trabajos recientes basados en la vida del diseñador francés: el documental L’amour fou (2010), que explora la complicada relación que llevó con su socio y amante Pierre Bergé, así como la homónima Yves Saint Laurent (2014), de Jalil Lespert, filme que contó con el visto bueno del propio Bergé. La versión de Bonello tuvo su estreno oficial en la edición 2014 del Festival de Cannes, en donde estuvo nominada a la Palma de Oro, así como a la Queer Palm, reconocimiento dirigido a todas aquellas cintas que abordan temas relativos a la diversidad sexual.
A pesar de que no está contada en una forma lineal y toma solo ciertos episodios en la vida del diseñador francés (específicamente entre los años 1966 y 1977), Saint Laurent funciona si se le ve como una película biográfica. Desde su infancia apenas dibujada en Argelia (en donde su familia era una de las más adineradas de la región), nos traslada hasta el asentamiento de su propia marca gracias en buena medida a la habilidad empresarial Pierre Bergé. Nos cuenta además la firme amistad que sostuvo con la modelo Betty Catroux y la diseñadora Loulou de la Falaise, su destructivo romance con el dandi Jacques de Bascher (quien años después moriría de SIDA), su adicción a las drogas e incluso la extravagante fijación que mantuvo con las diferentes versiones de su perro Moujik.
El guion, coescrito por el propio Bonello, busca mediante una narrativa fragmentada mantener la atención del espectador, y por momentos lo logra, a pesar de sus larguísimas dos horas y media de metraje. Por otra parte, aunque destaca la capacidad creativa e innovadora del diseñador francés, no deja de mencionar algunos pasajes incómodos, como aquel en donde le ofrece apoyo a una empleada pero de cualquier forma termina despidiéndola de una forma vergonzosa.
Llegado a este punto es inevitable notar algunas semejanzas y diferencias entre las versiones de Lespert y Bonello. Primero, a pesar de contar con notables actuaciones y diseños de producción ninguna de las dos tuvo una buena recepción ni con el público ni con la prensa fuera de Francia. Por otra parte, Lespert se decide por una narrativa convencional, dejando de lado recursos como la pantalla dividida y el uso excesivo de música (que sí utiliza Bonello). Es curioso que en los Premios César, que se entregan a lo mejor de la cinematografía francesa, tanto Pierre Niney, como Gaspard Ulliel fueron nominados en la categoría de mejor actor, ambos por su interpretación del icono de la moda, en este caso Lespert ganó la partida, ya que Niney se alzó con el premio.
Saint Laurent es apenas la segunda película de Bertrand Bonello que se estrena en México, la primera fue el drama transexual Tiresias (Tiresia, 2003), cabe hacer mención de que ambas pasaron en una primera instancia por la Muestra Internacional de Cine. El estreno casi simultáneo de dos películas dedicadas a una figura de la moda no es nada nuevo en el cine francés, hace apenas unos años pasó lo mismo con dos filmes dedicados a la creadora del emblemático Chanel No. 5: Coco & Igor (2009) y Coco avant Chanel (2009). Es difícil decir si este tipo de competencia beneficia a la audiencia, pero independientemente de lo anterior, la cinta de Bonello resulta vistosa, entretenida y hasta por momentos incómoda, pero desafortunadamente no deja de sentirse un tanto superficial y es innecesariamente larga.