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Seguir viviendo sin tu amor: Luis Alberto Spinetta

Por Francisco Negrete Mendoza

Dicen que el ‘Flaco’ Spinetta no se murió, sino que tan sólo le crecieron alas. También dicen que poca gente lo entendía pero que lo quería todo el mundo. En Latinoamérica en general y en Argentina en particular le consideraban el padre, el más grande, el imprescindible, el músico apodíctico por excelencia. No sólo fue el primero, también fue el mejor.

Abrió caminos y creó aún más. Como los grandes artistas, se enfocó en desarrollar su arte e iluminar su alma, ajeno a las distracciones y tentaciones mundanas. “El Flaco siempre escribió en el cielo”, apuntó Jorge Drexler, uno de sus discípulos más destacados. Charly García, otro. Fito Páez, otro. Gustavo Cerati, otro (¿con qué cara le vamos a decir a Gustavo cuando despierte que Spinetta ha muerto?). Autor prolífico de obra inabarcable que aún no se valoriza del todo a nivel global. Su música era brutal pero exquisitamente delicada a la vez; su poesía visceral, críptica y conmovedora. Sus textos hablaban constantemente de la luz, la soledad, el alma, de la distancia física y metafísica, de la vida y la muerte…

Vida

Porteño de toda la vida, Luis Alberto Spinetta nació el 23 de enero de 1950, en pleno peronismo. Su padre, aficionado al tango, le transmitió el amor por la música. Desde entonces practicó un aprendizaje autodidacta y con apenas 16 años ya tenía banda: The Larks.

Fundó Almendra poco después y a los 19 años publicó su primer álbum, homónimo, junto con Edelmiro Molinari, Emilio del Guercio y Rodolfo García. Este cuarteto cimentó las bases de un primerizo rock argentino con otros dos álbumes más: “Almendra II” (1970)  y “Spinettalandia y sus amigos” (1971).

Almendra desapareció tras estos dos discos y Spinetta se agrupó entonces con Black Amaya, Carlos Cutaia, David Lebón y Osvaldo Frascino para formalizar Pescado Rabioso, autores de tres LPs, entre ellos “Artaud” (1973), considerado como el mejor disco nacional en Argentina de todos los tiempos. En el lanzamiento de “Artaud” en el teatro Astral, Spinetta repartió a cada asistente del evento un manifiesto que definió la mayor parte de su obra que tituló “Rock: música dura. La suicidada por la sociedad”, en el que defendía al rock no sólo como un género o una forma determinada de ritmo o armonía, sino como todo un estilo de vida y una filosofía particular. “El Rock es el instinto de vivir”, escribió.

La Historia nos relata entonces que Pescado Rabioso también hubo de morir pero que Spinetta siguió adelante con Invisible, quienes firmaron una trilogía de ensueño: “Invisible” (1974), “Durazno Sangrando” (1975) y “El jardín de los presentes” (1976).

En 1977 publica como solista “A 18’ del sol”, un disco sofisticado y complejo con toque jazzero. En el 79 graba en Estados Unidos “Only love can sustain”, un álbum completamente en inglés y del cual el mismo Spinetta se avergonzaba un poco años después. No tenía por qué, es un disco suave y cálido que acompaña muy bien la melancolía.

1980 fue un año sin reposo para Spinetta: Antes de que Almendra se reencontrara para publicar un álbum de estudio, “El valle interior”, y dos en vivo, “Almendra en Obras I y II”, recapitulando lo mejor de sus primeros discos, el ‘Flaco’ editó con Spinetta JadeAlma de diamante”, discazo donde los haya.

Con esta última formación publicó también “Los niños que escriben en el cielo” (1981), “Bajo Belgrano” (1983) y “Madre en años luz” (1984).

En 1985 Spinetta y Charly García coquetean con la idea de grabar un disco a dúo pero el proyecto nunca prosperó, originando inclusive tensiones y conflictos entre ellos. De aquella quimera sólo pudo nacer la canción Rezo por vos.

En 1986 lanzó “La la la”, un disco a cuatro manos que sí se concretó junto a Fito Páez, que fue acogido con alegría por el público.

Entre 1982 y 1993 Spinetta edita nueve álbumes como solista, en un gran período de estabilidad creativa y altitud artística (escúchese por ejemplo “Téster de violencia” de 1988) que continuó ejerciendo en cuatro discos más con Spinetta y los Socios del Desierto, donde se destaca particularmente “Estrelicia MTV Unplugged” (1997), cátedra magistral de extraordinaria virguería musical.

En 1999 recopila lo mejor de su carrera (tarea más que complicada) en “Elija y gane” y de ahí hasta el 2010 firma siete discos más, dos de ellos en directo, incluyendo el último “Spinetta y Las Bandas Eternas”, monumental concierto de más de cinco horas y con invitados de lujo (Páez, Cerati, entre otros).

En diciembre del 2011 hizo público su cáncer de pulmón y en su página web escribió un comunicado en el que decía, entre otras cosas, que estaba “muy cuidado por una familia amorosa, por los amigos del alma, y por los mejores médicos que tenemos en el país”.

El 8 de febrero del 2012 a Luis Alberto le crecieron alas…

Muerte

Luis Alberto, no te alejes tanto de mí,

porque si tu ser estalla,

será mi corazón el que sangre.

 

Y es que te has impreso en mí,

como una luz…

 

Luis Alberto, no sabes cómo extraño tu alma,

no sé si aquella luz se quedará en mí.

 

Ya no es la misma luz

la que veo a primera hora del día,

cuando sé que ya no estás.

 

Abracé la cruz al amanecer

entonces rezo, rezo por vos, Luis Alberto.

 

Bien aquí o en el más allá

sos alma de diamante

y aunque este mismo sol

se nuble después,

sos alma de diamante.

 

Mientras el sol se filtra por mi ventana,

mis fantasmas se acercan poco a poco,

y siento que el fantasma tuyo sobre todo se aleja,

qué será de mí cuando ya me empiece a quedar solo.

 

Si quiero me toco el alma

pues mi carne ya no es nada,

ya me estoy volviendo

canción, como tú, Luis Alberto,

barro tal vez….

 

Quizás sea tiempo,

de morir por ahora,

para revivir y así,

aprender a dar luz…

 

Tu centelleante luz, Luis Alberto,

¿dónde irá?, ¿y yo, adónde iré sin tu luz?

 

Mojaré mis alas como el árbol o el ángel

o quizás muera de pena.

 

Luis Alberto, y si acaso no brillara el sol ahora que has muerto,

y quedara yo atrapado aquí,

no vería la razón en seguir viviendo sin tu amor…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luis Alberto Spinetta – Seguir viviendo sin tu amor

 

 

Luis Alberto Spinetta – Tu nombre sobre mi nombre


 

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