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Si van a marchar, por aquel lado por favor

Peña Nieto está temeroso, sabe que el pueblo se está uniendo y que los intereses de la clase dominante, de la mafia del poder, peligran ante el despertar ciudadano.

CNTE
FOTO: Razy Marisol Machay

Pasó en Cherán y en Tierra Caliente, habitantes hartos de la inseguridad y de la incapacidad del gobierno decidieron tomar las armas, como Marcos, Villa y Zapata, para defender sus bosques, sus familias y sus comunidades.

Suena bien chido ¿verdad?, no’mbre, si casi me la creo, ya hasta iba a pedir mi churipo para degustarlo mientras tenemos interesantísimas charlas sobre cómo aplicar el socialismo, el marxismo, el comunismo y hasta el onanismo en Michoacán, sobre todo el onanismo pero de corte intelectual, un splash de ideas revolucionarias… pero no, no llego a tanto.

Y es que por doquier hay gente que aplaude todas las manifestaciones, sobre todo si son violentas, si en ellas se atacan edificios gubernamentales o sedes partidistas. Y si en las movilizaciones la fuerza pública actúa con un saldo desfavorable para los manifestantes, o sea, detenidos, la plaza pública se enciende y pide que rueden cabezas. Eso está bien, qué bueno que haya personas comprometidas con una causa, con conciencia social y de clase y con los arrestos para proclamarla a los cuatro vientos. Hasta ahí vamos bien pero, ¿y cuando la manifestación los afecta a ellos?

Será increíblemente difícil que alguien diga “vamos compañeros, yo los apoyo desde los 35º C que se sienten en el carro, desde la combi varada yo les externo mi solidaridad, mientras me bajo del camión y me toca caminar equis cantidad de kilómetros yo me solidarizo con su lucha”.

Es feo admitirlo pero somos bien convenencieros. A ver, retomando lo que pasó la semana pasada en una manifestación del magisterio, en que elementos de la Fuerza Ciudadana detuvieron a automovilistas que confrontaron a los manifestantes. Una lectura es que la movilización de la CNTE era pacífica y que, para evitar que esos energúmenos arrollaran a los maestros, la Fuerza Ciudadana tuvo que proceder.

Otra lectura bastante ingenua es que la Policía está en contubernio con la CNTE para atacar a la ciudadanía, tomando en cuenta que un agente y un democrático no precisamente brillan en sociedad. Nadie planteó que esas detenciones se hayan llevado a cabo para proteger a los ciudadanos; me explico: usted está en su carro, va retrasado a sus actividades, hace calor, tiene ganas hasta de ir al baño, el pendejo de adelante ya se le atravesó y el de atrás no deja de pitar, como si el claxon tuviera efectos telequinéticos sobre los demás vehículos. Entonces usted, como buen conductor moreliano que es, o sea, bien cafre, ve un hueco de tres metros y medio entre un manifestante y otro y por ahí puede colarse.

Los maestros no son tan buena onda como para dejarlo pasar nomás porque usted les dice “es que, la neta maestro, ya me cago”; no, el trato tiene que ser parejo: o todos o ninguno, ni siquiera ambulancias. Si consultamos un poquito a Freud entenderemos por qué las turbas enardecidas son tan peligrosas y por qué es más prudente no confrontar a un contingente de manifestantes que además tienen fama de rijosos.

Entonces usted, en su vehículo, corre más peligro: puede ser linchado. Si la autoridad detiene a tres o cuatro manifestantes, hay miles dispuestos a lo que sea; es mejor detener al automovilista, sacarlo da ahí por su propia seguridad.

FOTO: Eneas de Troya

En casos como ese será difícil establecer una postura cómoda, y por eso fue que algunos opinólogos de distintos medios se fueron por el lado de no estar de acuerdo con la forma pero respetar el fondo; aunque también hubo los que defendieron la movilización magisterial como una pelea entre buenos y malos, donde los malos pretenden implementar la Reforma Educativa y evaluaciones lesivas al gremio de los buenos, sin olvidar las opiniones diametralmente opuestas a la anterior.

En lo que sí hay coincidencia entre las opiniones es que todos los inconformes del mundo tenemos derecho a manifestarnos sin afectar a terceros, ni paralizar la ciudad ni dejar de trabajar. Como diríamos en mi pueblo, “entós qué chiste” si la marcha no va a repercutir en la vida social de una ciudad al menos durante un día, es como hacerse un corte de pelo bien estrafalario y locochón pero ponerse un sombrero.

Es por eso que entiéndanlo manifestantes: la gente (incluido un amplio sector dela chairiza amateur) quiere que marchen, sí, están en su derecho, pero allá, en aquella zona por donde nadie pasa; que cierren avenidas, la lucha lo justifica, pero no por la que tenemos que pasar para llegar al trabajo; que desestabilicen al gobierno, Peña ya está temblando, pero no detengan las clases o las fodongas no van a saber qué hacer con los chamacos todo el día en la casa.

No afectan a terceros, y por terceros entiéndase nosotros, los políticamente correctos, los ciber-guerreros, los del meme y el video viral, nosotros que desde nuestros teclados y smartphones los apoyamos siempre y cuando no nos retrasemos por su culpa, así que si van a marchar, háganlo, pero a media calle porque por la banqueta vamos los que no podemos llegar tarde al café donde hablaremos de lo malo que es el gobierno y cuánto urge una revolución.

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