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Sonita: la esperanza de la música

Ambulante arrancó oficialmente en Michoacán con uno de los documentales más esperados: Sonita, de Rokhsareh Ghaem Maghami.

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Cuenta la historia de una chica afgana que vive como indocumentada en Irán junto con su hermana y sobrina, de la cual su único sueño es convertirse en rapera y a través de sus letras denunciar la situación social que se vive su país de origen, pero su propia realidad se lo impide, porque es una chica con un precio.

Sonita es una de esas cintas que les robarán el corazón, se trata de una chica especial, con talento, carisma y aferrada a conseguir su mayor sueño, con esa chispa especial es justo con la que se gana a la documentalista, quien finalmente rebasa la intención inicial que es documentar su situación real y seguirla hasta su cruel destino que es el matrimonio arreglado, para convertir la película en una historia esperanzadora.

Ghaem Maghami construye esta cinta de tal manera que va más allá de la entrevista, de la indagación, se convierte en la sombra de la chica afgana, se vuelve partidaria de sus sueños y finalmente termina interviniendo para salvar al menos a una de tantas chicas que se ven envueltas en el matrimonio infantil.

A pesar de la alegría de Sonita y el vuelco esperanzador de la cinta, es inevitable ver y sentir una realidad que indigna, el que en esos países del oriente las mujeres sean tratadas como mercancía. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), más de 140 millones de niñas contraerán matrimonio entre 2011 y 2020. La chica es apenas un caso al azar en medio de cientos de miles que diariamente son vendidas por sus familias para poder sobrevivir.

Pero ¿realmente estamos lejos de ese tipo de situaciones en que las mujeres son un objeto? y aunque no podemos equiparar la gravedad, en México las cifras de la violencia hacia la mujer no son nada alentadoras. La trata de blancas, los feminicidios, la misma compra- venta de mujeres en algunas regiones indígenas de nuestro país también son parte de nuestra realidad.

El documental se sostiene con el ritmo de la misma música que sale de Sonita, más de una vez los hará tener un nudo en la garganta y los convertirá en fans de la chica, a pesar de algunos vacíos en la historia al brincar abruptamente de una problemática a otra sin dejar claro cómo se resuelve.

Definitivamente, este es uno de los documentales que no se pueden perder, será proyectada nuevamente el domingo 8 de mayo a las 16:45 hrs. y martes 10 de mayo a las 21:45 hrs. en Cinépolis Centro.

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