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Tan negro como el carbón, crítica

CARTELERA RETROSPECTIVA

El retiro paulatino de los grandes monstruos taquilleros va abriendo espacios para la aparición de propuestas interesantes, es el caso del thriller asiático Tan negro como el carbón (Bai ri yan huo, 2014), tercer largometraje que dirige Yi’nan Diao.

tan negro

La obra más reciente del cineasta chino generó cierto interés después de su estreno en la edición 2014 del Festival de Berlín, en donde se hizo acreedora al Oso de Oro, el máximo galardón que otorga el certamen, con el malestar de la mayoría de los cronistas que esperaban que El Gran Hotel Budapest (The Grand Budapest Hotel, 2014), se alzara con el premio. A pesar de que ha sido recibida con cierta frialdad por parte de las distribuidoras (en Estados Unidos ni siquiera salió a cartelera), la película formó parte de la sección de Estrenos Internacionales del Festival de Cine de Morelia y pudo verse también en la 57 Muestra Internacional de Cine.

En poco menos de dos horas, Tan negro como el carbón arma un complejo y por momentos absurdo drama criminal: dos policías han investigado una serie de espantosos crímenes en una ciudad industrial al norte de China y creen haber resuelto el caso. Pero cinco años después, los mismos oficiales (uno de ellos retirado antes de tiempo debido a sus problemas con el alcohol) descubren que la misteriosa ola de asesinatos y mutilaciones se repite. Ante lo desconcertante y brutal de los hechos, advierten que todos ellos tienen un denominador común: una bella y misteriosa mujer que labora como empleada en una lavandería.

Yi’nan Diao cuenta que elaboró el guión a partir de una serie de relatos tomados de la nota roja de su país: “Muchas noticias son tan surrealistas que parecen mentira, como si las hubiera inventado alguien”, contó a un diario español. Respecto al título original de la cinta aclara que literalmente se traduce como “El día de los fuegos artificiales”, los cuales representan para el cineasta chino una especie de estado de enfermedad, aunque para su comercialización a nivel internacional ha predominado la denominación en inglés: Black coal, thin ice.

Tan negro como el carbón retoma los elementos básicos del cine negro: la mujer atractiva y misteriosa, el detective obsesivo, solitario y vicioso, así como una serie de crímenes que solo se resolverán tras una serie de arbitrarias pero efectivas vueltas de tuerca. Pero Yi’nan lo lleva más allá, agregando una serie de referentes de la cultura local, mostrando esbozos de un enorme país en acelerada transición al capitalismo, además de incluir toda una serie de escenas desconcertantes (la dueña del casino metiéndose a la bañera con ropa y el caballo en la comisaría… por nombrar solo un par), que le dan un toque intrigante y exótico.

La película Yi’nan puede no ser del agrado de todos, ya que deja muchas situaciones abiertas (nada raro si consideramos que tras su primer corte duraba casi cuatro horas), así como también puede incomodar a algunos su perspectiva acentuadamente masculina (es muy notoria la violencia de género que ejercen los personajes). Pero es tan imprevisible y excéntrica, sabe guardar tan bien sus misterios, que puede provocar en el espectador dispuesto una singular fascinación por este poderoso y atrayente thriller asiático.

 

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