Revés Online

Tárraco (La última, última y última y nos vamos)

DESDE AQUÍ 6

Cartas desde el autoexilio

Por Xoch Tavera

Fue un amor a primera vista de mi parte. Se lo dije de inmediato. No lo pude evitar, todo indicaba que debía gritárselo. La brisa, la temperatura, la cantidad de lu. Él no me hizo mucho caso, estaba ocupado subiendo, bajando, moviéndose, implacable.

Yo creo que él no cree en el amor de esa forma como yo. Pero también me arriesgaba a perderlo si me esperaba más tiempo. Yo no tendría muchos días en aquel lugar y entonces quizás me iba a arrepentir toda la vida si no corría a sus brazos y le suplicaba que no me dejara.

A pesar de haberse asustado por mi arrebato, me permitió seguir visitándolo. Creo que tenía también un buen presentimiento sobre mí. Poco a poco nos hicimos más amigos, nos veíamos de reojo por la ciudad cuando caminábamos cerca uno del otro. Incluso lejos. A veces no hablábamos y sólo nos sonreíamos. A veces yo también me portaba altanera y fingía que no me importaba, pero siempre acababa volviendo hacia él.

Algunos días antes de irme por fin nos tocamos la piel uno con el otro. Él era fresco, rebelde. Me dejó la piel salada y el cabello revuelto con toda su intensidad. Yo sólo me dejaba querer. No sabía cuándo lo volvería a tener y ya las cuestiones del tiempo y el espacio no importaban más. Ese momento era para los dos y para nadie más.

El último día fue difícil. Iba camino a verlo tratando de medir las palabras necesarias para decirle de verdad que intentáramos seguir a la distancia. Que si todo el tiempo había sido para él un juego o sí realmente sentía lo mismo que yo y se había enamorado tan perdidamente de mí como yo de él. Ciertamente no nos conocíamos mucho y seguramente tantos kilómetros de distancia serían un problema…. Pero yo no lo quería dejar nunca más.

Me armé de valor y le dije que me iba…. ponía algunos pasos de distancia entre nosotros para no sufrir tanto pero él me perseguía y me abrazaba… yo me negaba pero al final lo dejé que hiciera lo que quería, que no me soltara y percibir a través de su movimiento todo el amor que también él sentía por mí.

Con menos dolor que al principio nos juramos volvernos a ver…. No lloré porque sé que es la verdad solamente tuve que hacer un esfuerzo por pronunciar en su lengua las palabras más difíciles que pude decir en la vida y que resonarían aunado a su eco mientras se quedaba mis espaldas: “Adeus amor meu, Adeus Mediterrani”

La última semana de mi estancia en España decidí pasarla en una ciudad llamada Tarragona, a una hora de Barcelona. Una amiga con la que viví todo el mes me invitó y no quise rechazarla, así que partí con alegría y júbilo directo a mi, ahora sí, semana de vacaciones. Jamás en mi vida había escuchado el nombre (o seguro sí entre mis clases de Historia del Arte pues supe luego que esta ciudad fue capital romana por mucho tiempo).

Llegué un poco cansada y de madrugada, pero a la mañana siguiente una ciudad me esperaba para ser descubierta. Cualquier cantidad de ruinas romanas como un anfiteatro, un circo y algunos vestigios de palacios eran apenas el comienzo… más tarde ese día llegaría mi verdadera revelación…

Tarragona es una costa. Tarragona tiene arena en sus orillas. Sus orillas, las lame El Mar Mediterráneo. Cuando lo escuché, cuando vi su color por todos los miradores y sitios que tiene Tarragona para admirarlo no pude sino mantener una sonrisa que no podía controlar. Entendí por fin el poema de Benedetti en su totalidad. Recordé cuánto había soñado con conocer este mar. Cómo había sido un sueño encajonado porque supuse que nunca lo podría cumplir.

Toda la semana iba a estar cobijada por el sol y bañada por el mar y mi mente no era capaz de procesar toda esa felicidad. El mar, el mar, el mar. Otra vez una despedida peligrosa, pero más intensa que las anteriores… ¿Será que es posible que en una semana cambien tanto las cosas y se llene tu corazón de tal felicidad?

Yo creo que sí. La mejor decisión final de mi estancia en otro lugar fue Tarragona, porque ahí además hice el resumen de lo que me pasó y entendí muchas cosas mientras el mar se me reflejaba en los ojos y me bordaba la realidad… Yo traigo todavía ese reflejo en mis pupilas… ¿Tú qué llevas contigo?

tuits: @exouexou

Salir de la versión móvil