“Algunos de los acontecimientos que aquí se narran son reales. Todos los personajes son imaginarios”, así reza el epígrafe de Las muertas, una de las novelas más celebradas de Jorge Ibargüengoitia. Elisa Miller retoma la frase para dar inicio a Temporada de huracanes (2023), su cuarto largometraje de ficción y su segunda colaboración con Netflix, después de la comedia por encargo ¿Qué culpa tiene el karma? (2022).
Desde su publicación en 2017, Temporada de huracanes, segunda novela de la escritora veracruzana Fernanda Melchor, ha cosechado buenos comentarios de la crítica y el público. La aparición del cadáver de una mujer en una zanja y la posterior captura de su asesino, un hombre que aseguraba haber sido embrujado por ella, fue la nota que inspiró a Melchor para desarrollar la historia. En su versión embrionaria se planteó como una no ficción, al estilo de la obra más famosa de Truman Capote, pero que debido a la inseguridad de su estado natal, la escritora decidió contarla como una obra enteramente ficcional.
La adaptación de Elisa Miller, en la cual participa como directora ejecutiva la propia Fernanda Melchor, respeta la estructura de la novela, dividiéndola en dos clases de capítulos, el introductorio que es breve y los más extensos que llevan el nombre de cada uno de los personajes. Aunque una mirada superficial nos remite a Crónica de una muerte anunciada, un asesinato contado desde diferentes puntos de vista, lo cierto es que la escritora confiesa haberse inspirado en El otoño de un patriarca, también de García Márquez, a quien se menciona en los agradecimientos de la novela.
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Volviendo a la versión cinematográfica, vemos como la directora ha logrado recrear el ambiente oscuro y opresivo que se vive en La Matosa, el pueblo ficticio en el que se desarrolla la historia. La pobreza de las casas de madera y las calles sin pavimentar, son componentes de una sociedad que sufre el machismo y privilegia la violencia.
En la oscuridad de la noche, las antorchas de las refinerías brillan como las promesas de un futuro inalcanzable. Más de un personaje promete trabajar algún día ahí, aunque sabe que nunca lo hará. Solo existen dos posibilidades, huir o adaptarse a la miseria circundante.
Por momentos podría parecer ensañamiento. Para los habitantes del pueblo ficticio parece no haber esperanza, los jóvenes crecen sin padres y las autoridades los miran con desprecio. Pero esta expresión de la violencia es apenas un justo reflejo de la obra de Melchor. Además de reproducir con éxito el tono de la novela, es justo recalcar el gran trabajo de selección del elenco, que ha encontrado en cada uno de los jóvenes actores el rostro adecuado para cada personaje.
Temporada de huracanes solo tendrá dos presentaciones en el 21 FICM antes de llegar a Netflix y seguramente aspira a alguno de los premios que otorga el festival.