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Titane, lo nuevo de Julia Ducournau

Titane

Armando Casimiro Guzmán

Directo desde Cannes, donde ganó la Palma de Oro, llegó a la cartelera Titane (2021). Lo más reciente de Julia Ducournau recibió el visto bueno de la voluble audiencia del balneario francés y fue una de las más esperadas durante la pasada edición del FICM. Ahora, gracias a la distribuidora Caníbal, tuvo su estreno formal en las salas mexicanas.

El título hace referencia a las características de dicho metal: su gran dureza, maleabilidad así como resistencia a la corrosión son cualidades que permiten la fabricación de prótesis e implantes. Ya estando en ello, hay que mencionar que Alexia, la protagonista, tiene una placa de titanio y una cicatriz muy visible en la cabeza después de sufrir un aparatoso accidente en su infancia. De ahí viene su fascinación por los autos y los piercings, así como una personalidad fría y maquinal.

Alexia alterna su trabajo como bailarina en exposiciones automotrices con asesinatos sin sentido, para los que utiliza un afilado palillo para el cabello. En una de las primeras secuencias la joven se desliza sensualmente sobre el cofre de un vehículo al ritmo de Doing it to death de The Kills. Posteriormente, el deseo se materializa al entablar una relación sexual con un auto, un encuentro de una noche que tendrá serias consecuencias.

La incapacidad de manejar una alteración a su organismo, lleva a la protagonista a una brutal juerga asesina y una huida desesperada. En su camino la joven llega a manos de un bombero que ha perdido a su hijo diez años atrás y que busca consuelo con un reemplazo. Después de un inicio titubeante, ambos terminan alimentando su relación de dependencia con el autoengaño. Alexia se transforma (con un corte de pelo y una tira de tela para ocultar su embarazo automotriz), en un adolescente que se adapta a las necesidades afectivas de un padre desquiciado.

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Ducournau retoma no solo los nombres (Justine, Adrien y Alexia), sino en cierta forma las personalidades de los protagonistas de Voraz (Grave, 2016). Solo que Adrien y Alexia se funden en un solo personaje cuando ella decide participar en este juego de identidades. De alguna manera esta asimilación también sucede en la primera cinta, cuando Alexia termina devorando a Adrien. Un poco al margen Justine, que ahora es un personaje secundario, en ambas casos es interpretado por la misma actriz (Garance Marillier). Pero a diferencia de su largometraje debut, mucho más cargado a la mirada femenina, en Titane la protagonista encuentra un contrapeso en la interpretación de Vincent Lindon.

Alexia debe soportar el escrutinio de las miradas masculinas. Primero en las exhibiciones de autos y en un segundo momento en una estación de bomberos, en donde el autonombrado padre lleva un control dictatorial. Es en ese lugar en donde sucede una de las mejores secuencias de la película: un derroche de testosterona en donde los bomberos se mueven al ritmo de Lighthouse de Future Islands y Alexia sella con un baile su unión de tintes incestuosos con Vincent.

A partir de ese momento, la joven que en vez de calostro secreta aceite de motor, acepta por fin su humanidad y la vida-máquina que lleva en su vientre. Pero la liberación de Alexia es también la de Vincent, que encuentra por fin lo que ha perdido, cerrando de esta manera un círculo autodestructivo. Es esta búsqueda de identidad la que lleva al personaje principal, a partir de su capacidad de adaptación y resistencia a la elusiva aceptación de su persona.

Impactante y liberador, con un discurso que no es evidente pero apunta hacia la identidad y la aceptación. Metal y hueso, así es lo nuevo de Ducournau, una de las cineastas a quienes no hay que perder la pista.

 

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