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Tres anuncios por un crimen: una exquisita tragicomedia

Ahora que se han dado a conocer las nominaciones de los premios de la Academia, comienza la apresurada exhibición de las principales candidatas en la cartelera local. Una de las favoritas es indudablemente la coproducción británica estadounidense Tres anuncios por un crimen (Three billboards outside Ebbing, Missouri, 2017), tercer largometraje que escribe y dirige Martin McDonagh. La película se estrenó en el Festival de Cine de Venecia, ganó el premio a Mejor Película en la categoría de Drama en los Globos de Oro y se apunta con siete nominaciones a los premios Oscar entre las que se encuentran las de mejor película, mejor actriz, mejor actor de reparto y mejor guion original.

El drama criminal del cineasta londinense ha resultado un éxito mediano en la tierra del Tío Sam, con un presupuesto de apenas quince millones de dólares (muy bajo para los estándares del cine estadounidense), ha duplicado esa cantidad en ingresos de taquilla desde su estreno en noviembre del año pasado. No obstante, la exposición mediática que generan los premios de Hollywood seguramente multiplicará esa cantidad.

McDonagh parece gustar de los escenarios en donde se desenvuelven peculiares personajes amorales, lo vimos en su debut con el drama existencial de un asesino a sueldo En Brujas (In Bruges, 2008), así como en la confusa comedia criminal Siete psicópatas y un perro (Seven psychopaths, 2012). Pero es en Tres anuncios por un crimen en donde explora con mayor habilidad y fortuna el incierto destino de los entrañables habitantes de una pequeña y conflictiva comunidad sureña.

Ebbing es una localidad imaginaria del estado de Missouri. En ese lugar, una madre divorciada coloca tres anuncios en donde cuestiona la capacidad y el empeño de la policía local para resolver el asesinato de su hija adolescente ocurrido siete meses atrás. Este hecho desata una serie de tensiones entre los habitantes del lugar y pone en evidencia la característica intolerancia de muchas comunidades rurales del sur de la Unión Americana.

Pero temas como el racismo (encarnado por buena parte de la policía local), la violencia de género (el ex marido que busca refugio en la novia adolescente), al igual que la homofobia, son apenas elementos que rodean a su hosca protagonista: una mujer madura, divorciada y con problemas de bebida (estupenda Frances McDormand), quien al mezclar sus sentimientos de culpa con una irrefrenable búsqueda de justicia termina enfrentándose a toda una comunidad que parece demasiado conforme con el estado actual de las cosas.

El cineasta británico por momentos parece mirar con altanería a los habitantes de Ebbing, quienes destilan cierta torpeza innata y tragicómica, la cual matiza las tragedias locales que despiertan la furia de una madre que se convierte involuntariamente en portavoz de los oprimidos. Tres anuncios por un crimen oscila entre el western contemporáneo y la comedia negra, es verdad que se desenvuelve en un entorno salpicado de furia aunque al final ofrece un atisbo de camaradería y compasión, pero afortunadamente en ningún momento pierde ese agridulce tono de incorrección tan propio de la filmografía de McDonagh.

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