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Un amor inseparable: sí hay buenas comedias románticas

Una de las comedias románticas que más dio de que hablar este 2017 fue indudablemente Un amor inseparable (The big sick, 2017). La película hizo su estreno mundial en Sundance, en donde cautivó a la audiencia y a las distribuidoras, logrando el segundo mejor acuerdo comercial de todo el certamen. Meses después, la película confirmó su poder de convocatoria cuando formó parte del Festival de Cine de Locarno, en donde ganó el Premio del público. Con un presupuesto de aproximadamente 5 millones de dólares, la comedia recaudó casi 40 millones tan solo en los Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los trabajos independientes más exitosos del presente año.

Aunque la película está firmada por Michael Showalter, bien podríamos adjudicársela al actor y comediante Kumail Nanjiani, ya que se basa libremente en la historia del romance entre el propio Nanjiani y su actual esposa, la psicóloga Emily Gordon. Ambos desarrollaron el guion a partir del momento en que se conocieron en una presentación de stand up de Nanjiani. Aunque en un inicio no pensaban iniciar una relación, las cosas fueron tomando fuerza hasta que dos circunstancias se interpusieron en su camino: la conservadora familia de Kumail, musulmanes de origen paquistaní quienes querían un matrimonio arreglado para su vástago, así como la extraña y peligrosa enfermedad de Emily.

A primera vista es posible ubicar este trabajo dentro del grupo de comedias románticas que exageran las diferencias sociales y culturales de una pareja para utilizarlas como recurso narrativo y complemento humorístico. Cintas del estilo de la exitosa Casarse está en griego (My big fat Greek weeding, 2002), son ejemplo de dicha premisa explotada al extremo. Aunque ofrecen una visión ordinaria de la interculturalidad es justo decir que algunas de ellas tuvieron un impacto taquillero muy importante.

La gran cantidad de personas de diferentes nacionalidades en los Estados Unidos permite este choque de culturas entre el tradicionalismo y quienes ya asimilaron el estilo de vida de su nuevo país. Un amor inseparable se nutre de lo anterior y sigue la misma fórmula de “chico conoce chica, sufren una separación y al final se reencuentran nuevamente”, pero lo hace utilizando un camino ligeramente distinto para llegar al mismo resultado: aquí el amor se revela cuando la chica está en coma, hospitalizada a causa de una enfermedad desconocida.

Aunque es convencional en muchos sentidos, la comedia destaca por la presencia casi inexpresiva de Kumail Nanjiani (quien se interpreta a sí mismo en el filme), ya que el standupero sabe sacarle provecho a sus agudos apuntes humorísticos, incluso se da el lujo de bromear sobre los atentados a las Torres Gemelas, un tema que aún hoy sigue siendo tabú para muchos comediantes estadounidenses. El papel de Emily, por momentos encantadora, por momentos odiosa, lo hace Zoe Kazan, quien previamente ya ha protagonizado un par de comedias románticas independientes.

Es difícil decir que tanto aporta al filme Michael Showalter, un director con una amplia trayectoria en televisión y a quien solo conocemos por Hola, mi nombre es Doris (Hello, my name is Doris, 2015) comedia romántica en la que el propio Nanjiani tuvo una pequeña participación. Un amor inseparable no desborda originalidad, pero su ligera dosis de incorreción la hará lo suficientemente entretenida para aquellos cinéfilos que buscan una película que cuando menos cumpla con lo que promete.

 

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