Entre los últimos estrenos que este año trae la distribuidora Cine Caníbal, se presentó Un cadáver para sobrevivir (Swiss Army Man, 2016), largometraje debut de los directores Dan Kwan y Daniel Scheinert, quienes en conjunto firman como Daniels. La película se presentó en Sundance en donde estuvo nominada al Gran Premio del Jurado y ganó el reconocimiento a mejor dirección. Aunque más bien discreto, su lanzamiento en Estados Unidos a principios de julio resultó aceptable para una cinta de un presupuesto tan reducido.
Kwan y Scheinert (quienes además de dirigir son los autores del guion), sufrieron para lograr que productores se interesaran en el filme. Y es que invertir en una historia que inicia y termina con sonoras flatulencias suena un tanto arriesgado. Aunque eso no fue problema para que Paul Dano primero y después Daniel Radcliffe aceptaran participar en la película, poco después, como cereza del pastel, se sumó Mary Elizabeth Winstead.
Hank Thomas es un hombre que por razones desconocidas terminó en una isla desierta, deprimido y desesperado, decide poner fin a su existencia, cuando de pronto, advierte la presencia de un cuerpo a orillas del mar. En poco tiempo descubre que el cadáver tiene misteriosas habilidades especiales: gases, erecciones, agua potable y una gran flexibilidad corporal, las cuales le permiten volver a tierra firme y fabricar un montón de cosas (aquí nos damos cuenta de que el hombre tiene tantas funciones como la navaja suiza de MacGyver, de ahí el título original en inglés), además de servir de motor de búsqueda del amor de su vida.
Los Daniels, quienes en sus cortometrajes previos dieron cuenta de un sentido del humor escatológico y corporal, cuentan que iniciaron todo como una broma, pero tras surgir el interés de un productor debieron empezar a trabajar en un guion. De esta manera los directores anticiparon en el video que hicieron para DJ Snake y Lil Jon (Turn down for what, que tiene casi seiscientos millones de reproducciones en YouTube), parte de las ideas que tenían en mente para la película, a la que agregaron algunas referencias de cintas tan prescindibles como la comedia Weekend at Bernie’s (1989) y el melodrama a la Robinson Crusoe El náufrago (Cast away, 2000), incluso el nombre del protagonista es una clara alusión a Tom Hanks.
Aunque no es el tema central del filme hay una clara intención de los directores de presentar un concepto incómodo y grosero (vemos un cadáver pedorreándose y cumpliendo simultáneamente el papel de tabla de surf), pero enmarcado en una fotografía preciosista, creando toda una suerte de instalaciones artísticas con basura y con una música bien trabajada compuesta completamente por temas cantados a capela.
Pero aunque Daniel Radcliffe se roba buena parte de película con su interpretación de un cadáver flatulento, el protagonista es Paul Dano en el papel de un hombre solitario, alejado de sus padres y menospreciado en el trabajo, quien vive obsesionado con una mujer a la que nunca le ha dirigido la palabra. Es aquí donde crece la figura de Mary Elizabeth Winstead, quien con apenas cinco minutos en la pantalla tiene la última palabra en el filme.
Melancolía, comedia y fantasía se funden de buena manera en esta película. El ritmo jamás decae, con secuencias absurdas y diálogos a veces serios, en ocasiones delirantes. La soledad y la depresión, así como el deseo reprimido e inalcanzable de estar cerca de la chica de tus sueños, moldean este singular cuestionamiento existencial de unos directores que únicamente desean jugar bajo sus propias reglas.