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Van Gogh en la puerta de la eternidad: la visión de Julian Schnabel

¿Por qué Van Gogh es tan popular? Sus trazos gruesos, así como el uso de la luz y el color dieron lugar a algunas de las obras más fácilmente reconocibles en el mundo de la pintura. Si a esto le sumamos una vida trágica y con ciertos enigmas aún por resolver, tenemos el ejemplo perfecto del artista incomprendido que tanto fascina al gran público.

La vida del artista neerlandés se ha llevado varias veces a la pantalla, entre las más conocidas tenemos: Lust for life (1956), en donde el pintor es interpretado por Kirk Douglas, Vincent & Theo (1990), dirigida por Robert Altman, así como la más reciente Cartas de Van Gogh (Loving Vincent, 2017), versión animada que recrea sus últimos días a partir de su correspondencia.

Es ahora el turno del neoyorquino Julian Schnabel con Van Gogh en la puerta de la eternidad (At Eternity’s gate, 2018), la cual fue presentada en el Festival de Venecia (Copa Volpi, premio a mejor actor para Willem Dafoe). Es justo decir que la cinta ha ganado cierta notoriedad después de que la Academia nominara a Dafoe, en la categoría de mejor actor.

Más que una biopic

No es esta una película biográfica convencional. Se centra en el periodo comprendido entre su llegada a Arlés en 1888 y sus últimos días en Auvers-sur-Oise, pequeño poblado cerca de París en donde murió en 1890. Contada a partir de episodios separados por un fundido a negro, la película se sitúa en algunos de los episodios representativos de los últimos años del pintor, su accidentada relación con los lugareños, su pobreza material y su paso por diferentes sanatorios mentales. Además de la fuerte inspiración que obtenía de la naturaleza, así como algunas de las relaciones que marcaron su vida artística y personal como Gauguin y su hermano Theo.

Hay que recordar que Schnabel es un reconocido artista plástico. Hizo su debut como director de cine con Basquiat (1996), un retrato biográfico del artista neoyorquino muerto en 1988. Pero su consolidación como cineasta le llegó con otro par de cintas biográficas Antes que anochezca (Before night falls, 2000), sobre el poeta cubano Reinaldo Arenas y El llanto de la mariposa (Le scaphandre et le papillon, 2007), basada en el libro de Jean-Dominique Bauby.

Después de mucho pensarlo aceptó el encargo de hacer una película sobre Van Gogh basada en un guion de Jean-Claude Carrière, texto que fue modificado por el propio Schnabel para eliminar algunos de los episodios más obvios de la vida del pintor holandés.

El tono de la cinta está planteado desde sus primeras escenas en un café parisino: los iniciales diálogos en francés pronto dan paso al resto hablado en inglés. No se usa de nuevo el francés hasta que un grupo de escolares molesta a Van Gogh mientras trabaja en el campo. Parece un detalle menor, pero ejemplifica el grado de incomprensión que sentía el pintor cuyo dominio del francés dejaba mucho que desear y le impedía comunicarse adecuadamente.

Un detalle curioso es que cada vez que Schnabel quiere mostrar el enfado y la desesperación del protagonista, utiliza una especie de lente bifocal que simula la vista empañada de alguien que está a punto de romper en llanto. Prácticamente toda la película está rodada con cámara en mano, combinando largas tomas cerradas con desplazamientos de cámara a lo largo de los espacios en los que se desenvuelven los personajes. Esta técnica resalta el punto de vista del pintor y apunta al nivel de desesperación que padeció durante sus últimos meses de vida.

Schnabel retoma teorías no comprobadas para dos de los episodios más controvertidos de la vida de Van Gogh: la causa del famoso corte de su oreja (atribuida en este caso a un altercado con Gauguin), así como la causa de su muerte. El director acusa a los adolescentes hermanos Secrétan de ser los autores del disparo que a la postre provocó su deceso.

Sólo como mero dato anecdótico, ya que de ninguna manera influye en su interpretación, Dafoe, quien actualmente tiene 63 años, representa cabalmente la angustia y el ensimismamiento del maestro holandés. Recordemos que Van Gogh tenía 37 años cuando murió.

Se ha dicho tanto sobre Van Gogh que pareciera que no hay nada más que agregar. La visión de Schnabel es la de un pintor que intenta recrear las sensaciones que provoca una obra tan vasta y distintiva. Más allá de los datos históricos, las imágenes y los sonidos parecen sugerir el temor de un artista que se enfrenta a la inmortalidad de su obra.

No siempre es tan claro y no siempre logra transmitir su idea, pero el director cuenta con un as bajo la manga, un actor que puede interpretar con credibilidad cualquier papel que le pidan.

Imagen: cortesía de Diamond Films

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