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Yo odiaba Revés

Por Alejandra Quintero

Debió ser por ahí del 2003 o 2004 cuando conocí a Francisco Valenzuela en el taller de creación literaria “Tomás Rico Cano” de la Casa de Cultura de Morelia, que en aquel entonces dirigía Marco Antonio Regalado. Era el chico nuevo, en un grupo ya conformado de borrachos y algunos aspirantes a escritores, era demasiado tímido y vestía como una persona 10 años mayor de su edad,  siempre iba acompañado de otro tipo, con el que decía que hacían una revista llamada Revés,  que cuando la vi  por primera vez me pareció horrible.

La verdad es que no me importaba mucho esa revista, pero algunos del taller colaboraban ya con él e inevitablemente comenzó a ser parte de un grupo de amigos que aún sobrevive. Eventualmente Valenzuela fue dando saltos y saltos hacia otros lugares que lo llevaron a renovar la revista, y  rodearse de otros amigos, cada vez más personas querían colaborar con él, y a pesar de que mejoraba, a mi me seguía pareciendo pésima. Finalmente colaboré en unos 3 números si acaso, en realidad disfrutaba leerla cuando conseguían buenas colaboraciones, aunque después las regalaba o las tiraba, pero debo confesar que a través de Revés conocí escritores como Mauricio Bares, J.M. Servín, Carlos Martínez Rentería y Bibiana Camacho, a los cuales me topé en el camino muchos años después, y que ahora además de admirarlos, les tengo un gran cariño.

Creo que Revés ha sido la causante, a veces indirectamente, de muchas coincidencias y  proyectos que han surgido en la ciudad, y sobre todo de despertar esa curiosidad en la gente por las letras, por los proyectos alternativos, por las cosas que no están bajo los reflectores pero que merecen ser vistas o escuchadas.

No iba a sus eventos, ni a sus fiestas, si acaso llegué a ir a un par y eso porque todos los amigos estarían ahí. No recuerdo anécdotas de la revista, salvo cuando Valenzuela me pasaba a algún evento que moría por ir y no tenía dinero, pero las cosas que recuerdo más entrañablemente son las funciones de lucha libre y cómo me instruía con su conocimiento en el tema (ja!).  Creo que la verdadera relación con la revista fue únicamente mi amistad con Francisco, la cual, a pesar de mi mala leche hacia su revista, ha sobrevivido con los años, y ha generado otros proyectos alternos que nos hace unirnos para hacer lo que nos gusta.

Ahora, después de 10 años me gusta ser parte de Revés, me gustan los planes que vienen para que siga vigente el proyecto, y pienso que todo el trabajo de este tiempo, de él y todas las personas que se han involucrado con la revista, ha valido la pena. Finalmente, la única fiesta de aniversario que realmente disfruté fue la del pasado viernes en Limbo, la cual no sé exactamente cuándo, ni cómo terminó, pero la ciudad ya estaba en movimiento y el “famoso editor” de la revista había desaparecido.

 

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