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#YoSoy132 en Morelia

Pedro Joaquín Coldwell, el dinosáurico presidente del PRI, los llamó infiltrados, el Niño Verde les dice ninis y más de un periodista, como Ricardo Alemán, los tacha de una farsa. Ni lo uno ni lo otro; aunque a varios les duela, el movimiento Yo Soy 132 es un extraño fenómeno que no tenía cabida desde hace varias generaciones, esas que con la X en la frente se conformaron con ver la desgracia nacional para enseguida bostezar.

La manifestación de este miércoles en Morelia no ha sido tan nutrida como las de otras ciudades, pero sí con buen entusiasmo y participación de distintas universidades del estado, desde el carísimo Tec de Monterrey hasta la casi gratuita Universidad Michoacana. Un grupo compacto bajo una misma causa: exigir que se democraticen los medios masivos de comunicación y evitar que desde esa cúpula se imponga a un candidato de apellidos Peña y Nieto.

Reunidos en el Bosque Cuauhtémoc, los estudiantes se supieron organizar para, en primer término, ofrecer breves discursos acerca del movimiento: nada de rollos mareadores ni reiteraciones vanas, pues el poco tiempo apremiaba acciones concretas que rápidamente se fueron consensando. Primero, se acordó que como no es suficiente difundir los ideales del grupo estudiantil en redes sociales, es necesario el trabajo en campo, volantear por las calles, hacer que la gente que no tiene acceso a internet se una a la causa.

También se hizo una invitación para que de manera voluntaria se ofrezca el servicio de observador electoral el 1de julio, pues no basta con votar y regresar a casa.

Y como un punto muy particular, se acordó protestar por la decisión del Sistema Michoacano de Radio y Televisión de sacar de sus frecuencias al programa de Carmen Aristegui, bajo el pretexto de que se violentaba la ley electoral.

La asamblea fue breve y concisa. Con comisiones formadas y comprometidas a divulgar lo conversado, los jóvenes abandonaron el bosque Cuauhtémoc y juntos marcharon por la acera de la Avenida Madero, sin obstruir el tráfico y ganando la simpatía de automovilistas que les expresaban su respaldo.

Las consignas eran ingeniosas, desde el “Yo sí leo” hasta el “Si la prole se organiza, nos la pela Televisa”, sin que faltara el “Hay que estudiar, hay que estudiar, que el que no estudie como Peña va a acabar”.

Y no, no eran muchos, pero ninguno era acarreado, o bot, o infiltrado. Son jóvenes que están entendiendo su tiempo y no lo quieren dejar ir, como lo hicieron sus nihilistas hermanos mayores, lo de la terrible década de los noventa, los de la generación X.
Son los nuevos manifestantes, los que no llegan por una torta, los que “llegan por sus huevos”.

 Francisco Valenzuela

@FValenzuelaM

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